El teniente Gonzalo Segura
España es un lodazal del franquismo. El fango y las heces más pestilentes contaminan los tres poderes, la mayoría de partidos políticos y la banca, a la par de las grandes y medianas empresas. En el aglomerado de ese "cambalache" discepoliano, no podía faltar una pieza capital como el Ejército, enteramente profesional y comandado hoy por los hijos y nietos de los vencedores de la Guerra Civil. Siempre estuvieron ahí, resguardando la llamada Transición, mudos y satisfechos ante la pasividad de la sociedad civil, hasta que la crisis política, económica, social y territorial demandan que abran la boca y afilen las bayonetas.
Condición sine die de la postración nacional, la corrupción tampoco ha escaseado en el cuadro de oficiales. El teniente, abogado y periodista Gonzalo Segura, castigado con más de una sanción disciplinaria y que hoy cumple otros 30 días de arresto, tras la publicación de su libro "Un Paso al Frente"(donde denuncia aquello que los cuarteles amparan con celo), sostiene que, con sus constantes penalizaciones se pretende frenar el clima generalizado de descontento que invade, desde tiempo atrás, las filas militares. Ahora, desde la cúpula del Estado mayor, los salvadores armados de la patria alzan la voz contra el pueblo catalán, y su derecho a decidir qué estatus desean alcanzar en su relación con el resto de España, dentro o fuera del mapa patrio. De no pertenecer la nación a la UE, los mensajes serían más amenazantes que el del general Dominguez Buj, señalando la "debilidad" del gobierno civil. Aunque no se descarta, ante el descontento generalizado de la población y la emergencia de "Podemos", que ese momento se avecine peligrosamente.
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