Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 8 de octubre de 2014

UNA FÁBULA DE TERROR MEDIEVAL


El fascismo se ha institucionalizado en España, sin necesidad de militares. Las viejas nuevas que acontecen a diario así lo indican.Si bien la mayoría de estas brotan del purulento grano gubernamental, la crisis de valores en el país es transversal. El medioevo franquista, que permanecía latente durante la mal llamada Transición, reina a su antojo, sin que los supuestos opositores digan basta. En la trágica escena, se hacen, dicen y escuchan cosas siniestras, que la gente acepta con cierta mansedumbre, salvando a núcleos combativos que se manifiestan, y en ocasiones actúan bajo represión y amenazas. Con los medios en poder de la oligarquía, y otros que sofrenan la verba bajo amenazas de juicio, las tertulias de radios y TV son francamente repugnantes. Pocos hablan claro y, cuando lo hacen, siempre falta esa ausencia amplia de dignidad, aceptando compartir espacios con delincuentes y esbirros del sistema. Por ello, suena a burla reclamar la renuncia de la estólida y miserable Ana Mato, cuando debiera caer un pestilente gobierno plagado de corruptos delincuentes que debieran ser juzgados, si existiera un Poder legislativo democrático y otro Judicial independiente, que tampoco existen..

En este reino del revés, los ladrones, como Blesa y compañía viven de picnic, Elpidio Silva y Baltasar Garzón son expulsados de la carrera judicial, y la enferma de Ébola es acusada de negligente, matándole al cachorro. 
Desde hace tres penumbrosos años, la Historia de España es una fábula de terror y crímenes de lesa humanidad, que navega entre Poe y Kafka, llevando a muchos por el sendero de la mendicidad, la vergüenza, la enfermedad y la muerte, mientras una minoría se enriquece sin medida. Mi blog anticipó todo esto, antes de que aconteciera. Luego no paré de combatir. Continuaré haciéndolo, pese a que muy pocos me lean, desde una lejana cercanía, donde ya mi compromiso combatiente es doble. El digno exilio representa eso mismo. Es digno, porque del ansia de justicia y la verdad, no me exiliaré jamás residiendo en cualquier territorio, mientras el aliento me acompañe.

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