El crecimiento espectacular de Aecio Neves se benefició del bajón experimentado por Marina Silva, remitiendo a Dilma y el PT a una ventaja de ocho puntos en la primera vuelta.
La ola derechista occidental del neoliberalismo, cautivó, sin duda, a la clase media próspera en Brasil, amenazando con volver a tiempos de Fernando Henrique Cardoso, corregidos y aumentados por una voracidad financiera sin límites, como demuestran los crueles ejemplos de Europa y los EEUU. Esos votantes, y buena parte de los que se agreguen en la segunda vuelta, no caerán en la cuenta de la pesadilla que les aguarda con el nieto de Tancredo en el poder. Vengo de un país que entregó once millones de votos a vanas promesas de felicidad y bienestar, incumplidas en su totalidad, y extraordinariamente agravadas. Casi tres años de gobierno de su mayoría absoluta han transformado España en el territorio menos equitativo de la Unión Europea. La promesa de felicidad se transformó en despiadados recortes salariales y sociales, junto un atroz crecimiento del paro, ya disparado con los socialistas.
Para muchos brasileños que hoy integran esa clase media, merced a la política social de los últimos doce años, no contó la memoria de la previa miseria. Odian a quienes consideran advenedizos como si ellos mismos no lo fueran antes. Detestan su falta de cultura,la reproducción familiar descontrolada, los televisores de plasma, autos usados que funcionan con ellos al volante por las calles , y el origen racial, negro o amulatado de esos votantes del PT, el partido de la plebe y la corrupción en Petrobrás, salvando elípticamente la de los bancos y los monopolios empresariales que evaden fortunas al fisco.
Semejante clase media, compuesta por los "nuevos ricos" del proletariado y los autónomos de la pobreza, ha sido penetrada hasta los huesos por las ideas e intereses de sus explotadores burgueses. Ellos supieron aprovechar el rebote local de la crisis global, causada, entre otras cosas, por la depreciación de las materias primas en los términos del intercambio comercial con Europa y los EEUU. Hasta hoy, salvando una termita inflacionaria relativamente controlada, los salarios en Brasil no pararon de crecer, mientras el paro guarda cifras bajas.
Si el playboy Neves, juguete de Cardoso, cuyo dudoso mérito es familiar, vence en la segunda vuelta, muchos brasileños tendrán cuatro años para arrepentirse, sin perjuicio de las rebeliones callejeras que ya padeció Dilma en el 2013, y generarán, con mayor furia, los ajustes económicos que vienen. Además de privar al Mercosur de su columna vertebral, la previsible alianza con Washington borrará la pertenencia a los brics, y todo rasgo de política internacional independiente. Para la citada clase media, los ecuatorianos, venezolanos, cubanos, argentinos, rusos, hindúes, iranios, chinos y etc, merecen el mismo trato que los marginados interiores. Por esa razón, el PSDB y sus aliados devolverán Brasil al mapa del hambre, con más "moradores da rua" y una "relación carnal" con Washington como la que promovieron el infame Carlos Saúl Menem y De la Rúa en Argentina durante la década perdida de los años 90.
El crecimiento de Silva primero, y Neves después, arrojando los resultados de ayer en la primera vuelta, presagian un drama semejante.
Los brasileños parecen haber olvidado el pasado. En España pasó igual, y lo están pagando. Con Fernando Henrique Cardoso pocos seres humanos encontraron la felicidad. Sirvió fielmente a los bancos, las finanzas y las grandes corporaciones. Lo mismo había hecho José María Aznar en España, y sus ciudadanos votaron masivamente al sucesor, por él designado ocho años después del interregno socialista. De momento, la rencorosa Silva amenaza respaldar a Neves en la segunda vuelta. That is the question.
Para el caso, es responsable advertir que la desmemoria histórica se cobra un alto precio...
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