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martes, 14 de octubre de 2014

LA SANIDAD PÚBLICA EN BRASIL


Me lo explicó mi mujer con la sutileza de quien conoce a fondo el paño de su país. A la pregunta sobre el misterio del porqué una sanidad pública eficiente yace macilenta desde hace años, llegó una respuesta clara. Los políticos en Brasil fueron seducidos por las multinacionales privadas del sector. Muchos de ellos son médicos o tienen intereses en la industria farmacéutica y las empresas privadas. En la emergente clase media hallaron un suculentomercado-más tempranamente que en España- y pasito a pasito lo absorbieron desde los años 80, dejando el mercado sobrante de los pobres en manos de un Estado incapaz de administrar esos vitales asuntos. Fue José Sarney, quien, tras el arribo de la democracia,erosionó el Instituto de Previdencia Social (INPS), que hasta entonces concentraba el sistema de salud y las jubilaciones, partiéndolo en dos. Luego, las cotizaciones destinadas a jubilarse desaparecieron del fondo común en agujeros financieros. Uno de los impensados males de la recién inaugurada democracia política fue alimentar sueldos de funcionarios y partidos que se dispararon, menguando los destinados a obras sociales, entre ellas, la referida. Nadie resolvió luego el problema, porque las redes políticas consideraron que los negocios personales y colectivos estaban primero. incluso, Fernando Collor inicialmente, y Fernando Henrique Cardoso después, se cargaron los beneficios de las antiguas leyes de jubilación, borrando años de cotización al implementar otra más leonina. Vuelvo a la devastada sanidad. Los obreros y empleados de las grandes compañías y muchos órganos públicos pueden acceder al servicio privado de varios planes-si sus empleadores lo exigen-, de seguros corporativos. En cuanto al personal médico, prefiere los sueldos de las privadas, y el trabajo con buen instrumental y mejores medios. En consecuencia, y como suerte de analgésico que palia dolores de cabeza de males mayores, se importan médicos cubanos, aceptando un salario fabuloso para Cuba, pero mediocre aquí. Por esa razón, los brasileños consideran que la sanidad pública es un desastre. Y eso, no tienen intención de corregirlo Dilma ni Aecio Neves. Porque para ello deben conculcar sabrosos privilegios salariales y sociales, amén de negocios agregados. Suma complicada de efectos...

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