Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 6 de mayo de 2009

UNA PERPETUA IMPOSTURA

Para este post no hay imagen posible. Un recurrente impostor, para más en su ocaso, la hace innecesaria.
En su ocurrencia de hoy, estampada en Libertad Digital como un nuevo escupitajo destinado a las revoluciones, el señor Vázquez Rial reitera su desprecio por la Historia y su naturaleza dialéctica. La perorata "crítica" sobre la gesta del 14 de julio de 1789 tampoco es nueva en el repertorio. Sin perjuicio de ello, destaco dos afirmaciones de bulto, absolutamente grotescas.
En la defensa del coronel Gustavo Durán, a quien biografió en su época "de izquierdas", le atribuye cierto pensamiento fatalista.
"Gustavo Durán, que no es un personaje de ficción, dijo una vez que lo que le preocupaba realmente de la posibilidad -que él sabía remota- de que la República ganase la Guerra Civil era que, al día siguiente, él mismo iba a tener que matar anarquistas".
A continuación, remito a quienes lean mi blog, a que repasen otro espacio, poco sospechoso de izquierdismo.
http://www. generalísimo franco com.GC/bel/007.htm
En solvente articulo que firma Eduardo Palomar Baró se detallan la actividades de Gustavo Durán en el temible SIM y las Chekas. El héroe de Vázquez Rial fue designado Director del SIM y, sin atribución alguna que dimanara de su cargo llenó el servicio secreto de estalinistas, motivando la reacción del socialista Indalecio Prieto; empeñado en monopolizar las detenciones, torturas y asesinatos del campo republicano.
Previamente, los agentes del órgano represor habían perpetrado detenciones, torturas y asesinatos en Catalunya. Sus víctimas fueron los poumistas y anarquistas. Luego, Durán, agente del Kremlin y con sus manos tintas en sangre, fue destituido.
La invención del héroe corresponde al intento de rescatar a cualquier coste su libro sobre este tenebroso personaje, de la quema en la que ahora participa denostando a la izquierda y su propaganda.
El otro despropósito es atribuir a Perón el nombramiento presidencial del General Ramírez en medio de somnolientos vahos etílicos del último.
A diferencia de Vázquez, que fue alcohólico y al parecer se redimió (del vicio), Ramírez era un gran bebedor social, pero sus ambiciones se acreditaron bastante sobrias durante algunos meses, tras la Revolución del 4 de junio de 1943. Le rodeaba un equipo de coroneles pro nazis bastante operativo, entre los que no figuraban Perón y los suyos.
Tras señalar que su frecuente mención de Perón enmascara el desespero por relanzar otro fruto caducado de su magra cosecha, vuelvo a las fantasías de Vázquez.
"Éste es el problema de las revoluciones: el día siguiente. La toma del poder es una pendejada (sic) hija de la fortuna. Perón no lo ignoraba cuando tomó el poder sin que nadie se diera cuenta(sic), por interpósitas personas, y fue a despertar al General Ramírez:
"Levántese General, que hay Revolución". Ramírez solía pasarse de copas y le costaba despejarse. "Ah, ¿sí? ¿Y quién es el Presidente?"
Usted, General, usted", se impacientó Perón. Ramírez tenía que hacerse cargo del día siguiente, y le sucedieron dos generales más antes de Perón, que los había puesto como fusibles..."
Si hubiese estudiado a fondo el episodio que cita y sus complejas circunstancias, sabría que, quien realmente dormía y fue despertado era otro General; Martín Gras, por entonces Comandante del Ejército, y no fue para sentar a Ramírez en el Sillón de Rivadavia, sino para deponer al Presidente civil; Ramón Castillo.
De hecho el nombramiento de Ramírez se decidió por presiones del GOU ante la asunción del cargo por parte de Arturo Rawson, un general pro aliado no controlado por la Logia Militar.
Sin embargo nada fue fácil para Perón en adelante, pues debió librar simultáneas batallas contra un sector de ultraderecha, el conjunto de la sociedad política y las constantes presiones del Departamento de Estado.
O sea, el sujeto no era infalible ni tan poderoso como lo muestra con desparpajo y falta absoluta de rigor este falsario.
Tales minucias no lo son tanto a tenor de lo que el seudo investigador (¡para colmo opinante!) y conocido tránsfuga escribe sobre la Historia y sus protagonistas. La imperiosa necesidad de acreditarse ante un medio poco informado en ciertos asuntos le brinda patente de corso.
Naturalmente la patente es falsa, como todo lo que concibe sobre sí mismo y la realidad.
A Libertad Digital y sus promotores no parece importarles el detalle. Tampoco distinguen la calidad y experiencia política -crítica y vital- del fallecido Carlos Semprún Maura, de la observada por cualquier aventurero (digo Vázquez Rial o su amigo, el pálido tanguero Gallone), por más pruebas que se aporten de sus burdas milongas.

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