Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 10 de mayo de 2009

PAJARITOS, PAJARONES Y AVES DE RAPIÑA.

Rogelio García Lupo: Otro fallido arquitecto intelectual del país previo.

Le apodan "pajarito" desde tiempos inmemoriales. Sus orígenes políticos reconocen militancia en la Alianza Libertadora Nacionalista, gavilla de pistoleros de derecha asociados al primer peronismo. De ese frente de guerra, inicialmente comandado por Juan Queraltó, brotaron tallos amargos.
Rodolfo Walsh -hoy mitificado hasta el delirio- fue uno de ellos, Guillermo Patricio Kelly -que consiguió desbancar a Queraltó- otro.

La Alianza fue demolida junto a su sede central por los Comandos civiles y los cañonazos de una tanqueta durante la Revolución Libertadora, en septiembre de 1955, mientras Perón partía al exilio a bordo de una cañonera paraguaya.
El desbande generalizado de sus militantes recondujo sus vidas. Kelly fue encarcelado junto a Héctor Cámpora, John William Cooke y otros figuras del régimen depuesto en el Sur, vecino a Chile, adonde al fin fugaron. Militantes de base o poco más, Walsh y García Lupo enfilaron hacia el periodismo de investigación.

No investigaban desde ya, las corrupciones y delitos perpetrados por Perón y su corte milagrera de voraces funcionarios, sino la de sus derrocantes.

Al igual que Cooke y otros peronistas "de izquierda", Walsh y García Lupo no hesitaron en entregar el intelecto y las maquinaciones aventureras a la Revolución Cubana.

Especialmente interesado en temas militares y de inteligencia, el segundo puso el hombro en la edificación de "Prensa Latina", la agencia castrista concebida por el argentino Jorge Ricardo Massetti en la Habana. Hasta el momento no se ha calibrado su contribución (y la de Walsh) en el montaje del Servicio de Inteligencia de Castro, uno de los más eficientes del planeta.
Previamente, García Lupo había puesto el hombro en revistas "desarrollistas" financiadas por Rogelio Frigerio, con el propósito de respaldar las ambiciones presidenciales del radical Arturo Frondizi, ansioso de pactar secretamente con Perón, el consiguiente trasvase de votos en las inminentes elecciones de 1958.

Otras colaboraciones de "Pajarito" vieron la luz en el "Marcha" uruguayo, y luego en la revista "Primera Plana", urdiembre de Jacobo Timermann financiada por asociados al Ejército "Azul", que comandaba el futuro dictador Juan Carlos Onganía.

Temprano consumidor de libros y revistas que abordaban la política nacional y americana, leí a García Lupo con marcado interés. Su prosa de entonces era sutil y desafiante abordando el avispero militar y los pleitos de la sociedad política. Lo que más me impresionaba era su documentación en cada caso.

Con los años y entre sus viajes, lo seguí hasta dónde llegó su pluma en "Marcha" y otras publicaciones menos regulares. Después, retornado yo a España y sin Internet de por medio (corrían los años ´80) le perdí la pista.

Durante tres de mis siete viajes a Buenos Aires intenté recuperarla, consiguiendo algunos de sus libros (la mayoría recopilaban viejos artículos) y algunas notas del semanario "El Periodista", desaparecido en los ´90.
Pero este rescate de quien consideraba un maestro del periodismo se frenó bruscamente, a causa de una reveladora circunstancia, que paso a detallar.

Fue mi viejo vínculo con el fallecido Emilio Corbiére (entonces ya muy enfermo), que trabé relación con mi admirado García Lupo. Primero, mediante el teléfono y cierto envío de mis diskettes sobre "Perón. Luz y Sombras. Tomo 1", luego visitándole en su oficina. De hecho era el editor en jefe de una sucursal del "Grupo Z", montada en un edificio de Paseo Colón. En realidad me interesaba más conocerle en persona, que me editase el libro (en aquellos días mediaban las tratativas con el nefasto Pampín).

Le traté con respeto y admiración desde el principio. "Maestro", le decía. Él no pareció muy conmovido. En relación con fotos que le conocía se veía canijo. Rehuía mirarte a los ojos, y los suyos apenas se distinguían entre largas y caídas cejas. Sin muchos preámbulos, me dijo.

"Mire Benavent, acá la crisis es muy grande. Creo que nos van a levantar estas oficinas."
Los paquetes y cajas apilados por todas partes refrendaban sus palabras.

Respondí que lamentaba el pronóstico, cuando en realidad me esperaba algo así en vista del drama económico que asolaba el país. Cuando le pregunté si había bajado los diskettes de mi libro, acotó, clavando la espesura de las cejas en el cielorraso .

"En su trabajo no hay investigación...".

En cambio lamentaba no poder editar un trabajo sobre Perón, realizado por el modestísimo Manuel Urriza, cortesano de Carlos Saúl Menem.

Eso sí que me sorprendió. Por un momento guardé un espeso silencio que sólo quebró la correcta despedida y mi exit final, de aquel pequeño islote edilicio del mundo del revés y su funcionario mayor.

Desde entonces he ventilado la entrevista y el comentario de "Pajarito" ante muchos lectores de mi texto. La respuesta, mas o menos generalizada fue una sola.

"¡Ese pájaro está loco. Sólo quien no está en sus cabales puede decir eso!"

Estando de acuerdo, señalo que la cosa no termina allí.

Tres años después el funcionario publicó un primer libro de "investigación" sobre Perón, reuniendo anécdotas bien escritas que poco revelan la naturaleza del personaje. Leí este libro, no el segundo. Supongo que tampoco me pierdo nada fundamental. Las investigaciones de "Pajarito" devienen guano una vez digerido el pienso.

Un anticipo de esa falta de carnadura humana que no tiene y expresamente rehuye al abordar perfiles históricos, lo sintetiza su panfleto sobre el paraguayo Stroessner; un feroz dictador militar que murió fuera del poder.

Supongo en cambio que mis disquettes lo inspiraron, aunque parcialmente. En su contenido se anticiparon a sus documentados chismorreos sobre el Oficial de Inteligencia Militar, Mayor Juan Perón, partícipe emboscado en la Guerra del Chaco por cuenta del General Manuel Rodrígez, entonces ministro de Guerra del fraudulento Agustín Pedro Justo.

Debió xoderle bastante que le haya ganado de mano a su celo "investigador". En su otro panfleto (eso, al fin y al cabo es la especialidad que le dio cierta fama), no lo reconoce.

Que se me reconozca o no, depende de quién y cómo.

Ahora bien,¿por qué, digo yo, no desenmascarar a esta altura del partido, a quienes, mientras miran para otro lado con un ojo, copian o se inspiran en el esfuerzo ajeno empleando el otro a fondo?

Desde hace años y en la actualidad, el ex aliancista y castrista Rogelio García Lupo, insiste en sus apostillas sobre la Historia Patria y otros vecinos avatares en "Clarín"; refugio de pajaritos, pajarones y otros ejemplares del Galápago austral.
A diferencia del que sirvió a Darwin para perfilar su teoría de la evolución, este otro islote mediático es menos fértil.

Admito que resultó para mí doloroso voltear el icono de otro viejo maestro de juventud. No fue intencional, ni en su caso, ni el del difunto Corbiére u Homero Alsina Thevenet (o en parte Daniel Muchnik, cuyo Blog es lo más parecido a una vergüenza).

Supongo que en otras épocas ciertas expectativas no les habían abandonado. Ahora, son "ex" de sucesivas mutaciones que, a fuerza de tanta mudanza ideológica sumada al oficio azaroso, extraviaron la identidad.
Deduzco que en un momento dado cayeron en combate, sobreviviéndoles la sombra de lo que un día fueron.

Tan luego, vuelve a mi memoria cierto comentario de José María Castiñeira de Dios, a propósito de mi primer libro sobre Perón (el segundo -hay que decirlo- lo indignó for ever, and ever, en plena reciprocidad).

"Usted, mi amigo, tiene una capacidad dialéctica extraordinaria. Pero si hubiera hecho carrera en el periodismo o la literatura en este país, la excelencia que caracteriza su prosa y enfoque de hoy, sería apenas un recuerdo..."
PD. Me anoticio de que en la presente Feria del Libro en Buenos Aires homenajean a García Lupo.
Pues bien; juro por la memoria de mi santa viejita que ésta viene a constituir, señoras y señores, mi más sentida contribución.


THE END





No hay comentarios: