Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 15 de febrero de 2009

A PROPÓSITO DE ELUANA: MINISTRY OF FEAR (EL MINISTERIO DEL MIEDO); UN FRITZ LANG MUY ESPECIAL

La cubierta del DVD norteamericano de una excelente intriga criminal.

Sería un Lang menor (aunque siempre espléndido) impreso en 1944 por cuenta de Paramount, si no abordase accesoriamente el tema de la eutanasia.
En torno al personaje que encarna Ray Milland, gira en plena Guerra Mundial una trama de espionaje nazi en las altas esferas ministeriales de la Defensa británica, mediando su involuntaria conexión (durante una feria benéfica) a una entidad que auxilia a los refugiados alemanes y a los de territorios ocupados por las tropas de Hitler.
Auxiliado por Marjorie Reynolds, vocalista en bandas de swing y actriz de trocha corta encarnando a una refugiada austríaca, Milland consigue sortear hasta el final feliz una trama a- la -Hitchcock, servida por Graham Greene, que Lang resuelve con su pericia habitual.
La mención elíptica de la eutanasia arranca al comenzar la entrega, cuando el héroe sale de un asilo psiquiátrico tras unos años de encierro. La ley inglesa le había recluido bajo el cargo de enajenación y asesinato de su mujer, gravemente enferma y a la que había ayudado a morir en medio de enormes padecimientos.
Lo último se nos revela con detalle en una penumbrosa secuencia en el Metro londinense, durante un bombardeo del que la pareja se cobija junto a otros parroquianos.
Conociendo el humanismo de Graham Greene- aunque no su libro original, sino la adaptación que del mismo realizó el competente Seton I Miller- no me sorprende este detalle, por cierto insólito en los filmes que Hollywood producía en esos años.
Tratándose de Lang, El ministerio del miedo es un blanco y negro recomendable por más razones.
Salvando a Reynolds -que podría estar peor a tenor de su filmografía restante- asoman dos excelentes actores británicos, cómo Carl Esmond (hermano de la chica y emboscado cerebro de los espías), Percy Waran (el inspector de Scotland Yard que al principio cree a Milland un asesino), Dan Duryea ("malvado" fetiche del director en otras entregas), Erskine Sanford (miembro de la troupe de Orson Welles en la previa década), y la estatuaria rubia Hillary Brooks (apta brindando el tipo de hembra pérfida).
La atmósfera tenebrista y claustrofóbica del relato no tiene desperdicio, a pesar de los pocos dólares que se invirtieron escenificando fachadas lindinenses, y el Metro en horas nocturnas.
Junto a Manhunt (1941) y The Hangmen also die/Los verdugos también mueren (impresa en 1943, con guión de Bertolt Brecht), el director del monóculo completó su ciclo anti nazi en la pantalla.
El británico Milland tardó dos años en recibir un Oscar, luego de haber escalado trabajosamente el galanato en Paramount. Pese a su buen acabado, El ministerio del miedo obtuvo un suceso relativo en su año de estreno.
El mismo en que la extraordinaria Perdición (Double Indemnity) llenó los cines...
No obstante, hoy le consideramos un clásico que proyecta la inseguridad colectiva en esos años, prefigurando (junto a la obra maestra de Billy Wilder y Raymond Chandler) la irrupción en cascada del film noir de posguerra.




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