Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 28 de febrero de 2009

LAS LARGAS SOMBRAS DE PERÓN: LA MALA SALUD FAMILIAR DE OTRA PAREJA DE PODER

De izquierda a derecha, la "muñeca brava" Sandra Mendoza y su marido Jorge Capitanich, atribulados gauleiters peronistas de la provincia del Chaco.
En este revuelto avispero de carácer monopolista que ordena el ubicuo legado doctrinario, acaba de estallar un nuevo escandalo conyugal. Supuesto amante bandido de Cristina Fernández -según mentan algunos confidentes-, el gobernador Capitanich sostuvo en la víspera agria disputa con su consorte, de la que poco después brotaron rayos, truenos y un brote psicótico de la señora Mendoza, a la sazón ministra de Salud provincial -en el mejor estilo nepotista que acredita el legado parental de Juan Perón-, quién, al volante de una furgoneta Toyota Huilux, propiedad del susodicho ministerio, la emprendió en reversa contra una medianera de la Casa de Gobierno local, afectando la posterior embestida en primera marcha a seis automóviles allí estacionados, y el aparato de aire acondicionado de una oficina gubernamental lindante con su furia.
La ex diputada provincial se los llevó por delante en el mejor estilo peronista, sobreviviendo intacta al emprendimiento. Curiosamente en la mañana, marido y mujer habían sancionado durante magno acto un discreto programa de Salud Familiar, junto a la ministra nacional del rubro, Graciela Ocaña.
Las pendencias de la irascible Mendoza con otros miembros del gabinete y la diputación provincial eran célebres por su violenta deriva, aunque nunca llegaron a tanto cómo en la ocasión.
Mientras la salud familiar (y societaria) de los Capitanich empalidece con cierta levedad, el escandaloso pleito habido entre Zulema Yoma y el marido, entonces encumbrado jerifalte peronista y Presidente (hoy viejo y vencido) Carlos Saúl Menem, nos reitera desde el pasado más reciente la decadencia del modelo.
Ahora, las disputas entre las mafias conyugales que acredita el viejo credo, por leyenda y tradición, asumen proporciones inquietantes. Mientras tanto, serán las arcas públicas quienes restauren los daños del Chaco y el probable mal de cuernos (0 cualquier otro) de la irascible funcionaria.
Para éso están los votos...

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