Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 6 de febrero de 2009

EL ENJUNDIOSO PROFESOR CULLA I CLARA: OTRO ABOGADO DEL DIABLO

Al fondo, el programa más difundido del profesor. En primer plano, otra sonrisa proisraelí.

No es Rahola ni Oppenheimer, o el más vulgar Villatoro, pero equivale.

En El País de la fecha, Culla responde al colega Xavier Rius Sant, lúcido analista e historiador al que guían sus sentimientos analizando una masacre que condena la mayor porción del planeta.

En el arranque de su columna, sostiene el catedrático lo improcedente de las manifestaciones contra Israel en Barcelona, vinculándolas al antisemitismo. Luego bucea en el pasado catalán, destacando las simpatías de varias personalidades republicanas de Esquerra y el socialismo para con los judíos, o el antisemitismo de aquellos que vincularon la creación del Estado judío como "un triunfo del bolchevismo".

Siempre riguroso, y así lo destaca Rius Sant refiriéndose a Culla, aporta conocimientos que valoramos. Sin embargo, lo que interesa de su columna, torcida cual Torre de Pisa sin su arte y belleza, son ciertos reflejos del inconsciente. Refiriéndose al genocidio de Gaza, lo define como "tragedia". Sin duda lo es. ¿Pero para quién?

En lo inmediato, para las familias de 1400 muertos y 4000 heridos que se cobraron los ataques del Ejército israelí sobre los pobladores de la franja.

Muchos ciudadanos de este país creemos que la "tragedia" fue en realidad un genocidio equivalente al gueto de Varsovia o la destrucción de Gernika; tanto en su planificación como en su sistemático desarrollo, tortuoso, letal y repugnante.
Lo argüirán, es cierto algunos antisemitas prucurando agua al siniestro molino de la esvástica. Pero la mayoría de los que poblamos esta tierra, castigada durante 40 años por una de las dictaduras más crueles del siglo pasado, no padecemos el síndrome de abstinencia ante los palestinos de la franja. Por eso es que defendemos el derecho a existir de Israel, sin perjuicio de censurar con ajustado criterio aquellas acciones de su poderoso Ejército que rebasan el derecho internacional (por ende, en una guerra no declarada).

En descargo del Estado judío, el columnista aporta cifras de crecimiento de la población árabe en una Palestina histórica, que llega hoy a los cinco millones de almas, contra el millón doscientos que albergaba el territorio en 1948. Cuenta en la cifra actual a los refugiados en los países limítrofes (todo un detalle), sin descontar las víctimas habidas en poco más de un mes. por último, y en el colmo de la soberbia intelectual que proyecta helados sentimientos para con "la tragedia" y el dolor de un pueblo, desnuda su escasa piedad con los machacados palestinos de la franja.

"En cuanto a los crímenes de guerra, ocurre con ellos igual que con los crímenes comunes: que sólo lo son tras la sentencia firme de un tribunal competente e imparcial. ¿Constituyen el señor Rius y los que como él opinan dicho tribunal?"

Los asesinos condenados en Nüremberg, coautores de la Shoa y otras masacres que segaron millones de vidas, ya habían sido juzgados por la humanidad antes de que los jueces expidiesen su fallo.

Ningún crimen es "un exceso", aunque se recaben causas que intenten justificarlo bajo los conceptos más insólitos.

Cuando Culla nos habla de tribunales internacionales que se expidan en el futuro, licencia la brutalidad de Israel en el presente, ajeno al desprestigio y aislamiento que semejante proceder causará a su porvenir.

Es otro pensador de cátedra, que confunde el análisis de lo que acometen los seres vivos con asépticas menciones de laboratorio experimental, o ciertas visitas a la morgue.

En ese sentido, padece el mal de muchos catedráticos e intelectuales.

La historia humana es una cosa viva. Con ella palpitamos los analistas, o bien nos entregamos a la taxidermia apoltronados en nuestra torre de marfil. La misma suele excluír de hecho el sufrimiento humano (aunque habitar la torre sea parte del mismo).

Lo escribí hace años refiriéndome a un "intelectual" argentino* y sus desangelados análisis sobre el movimiento de masas en 1945; ahora le cabe el término al señor Culla, editor y presentador de un programa excelente al proyectarnos documentales de buena factura que, por fortuna, poco comenta...

Pd* Es Juan José Sebreli.




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