LO QUE NO TIENE REMEDIO

Salvando a Ximo Puig, abrumado por la supremacía del PP durante décadas, y que jamás hubiera llegado a la cumbre en Valencia de no ser por sus alianzas progresistas, el extremeño Fernández Vara y el castellano manchego García Page, perdedores ante Rajoy y sus huestes, darían hoy de comer a las palomas en las plazas. El perfil de cada uno de ellos, además de oler a rancio es patético. Las cámaras y micrófonos les hacen justicia. El caso del barón asturiano es más o menos idéntico. Los mandamás del socialismo en la actualidad son perdedores natos de tres al cuarto. Culpan a Pedro Sánchez de los malos resultados el 20D, cuando él les sumó unos cuantos votos socialistas mediando su carga intransigente contra Rajoy. En cuanto a la fontanera Susana Díaz, otro tanto sucede. Gobierna gracias a Ciudadanos y perdió sufragios en la generales. Es una dama primitiva, y chaquetera sin escrúpulos, llegando a gobernar Andalucía gracias a otros perdedores, que la fueron promoviendo en los últimos derrumbes políticos locales. Estos malos resultados del PSOE que le achacan al Secretario General, son el producto de múltiples errores tácticos y estratégicos de estos cuatro años partidarios, e inda mais. La Dìaz asume el flanco derecho de la formación arrastrando tras de sí a mediocres como ella, con menos carácter e instintos depredadores, aunque igualmente malvados. Ambiciona heredar La Moncloa o rondarla como un moscardón hembra, mediante un pacto conservador que agrade al IBEX 35, Berlín y el mafioso paneuropeísta Felipe González, símbolo de la decadencia socialista en los últimos veinte años. Atrapado por esa telaraña, de la que no acierta a zafar, Sánchez reniega de un principio programático de los viejos tiempos: el respeto por las nacionalidades del territorio y su derecho a decidir, pisoteados por la corona y su Estado, dependiente, corrupto y naturalmente absolutista, tras el vetusto disfraz democrático, con la ayuda expresa de este partido, sin posibilidad alguna de regeneración. 

Si al final triunfa la Díaz en su seno, haya o no nuevas elecciones, terminará por hundirse el invento en la noche de los tiempos. Son las reglas vigentes en cualquier país deudor e intervenido, socialmente quebrado, y postrado a los pies del IV Reich, según el protocolo europeo de estos años crueles.