El próximo debate televisivo a cuatro lo ganará Pablo Iglesias. Es un especialista en el manejo del lenguaje, más culto que el indigente y malvado Rivera, el tutelado apparatchick Sánchez, y la miniatura auxiliar de Rajoy, solo apta para el ascenso en globo, la charanga y abrir con desmesura los ojos, torciendo la boquita pintarrajeada. Desde luego, Podemos no ganará las elecciones. Los problemas de Iglesias los he comentado extensamente. Es ambicioso, absolutista y amoral. Más que los principios, le importa el pálido Trono de su Juego de Cromos. Ha dividido a la izquierda virando al centro desde el imperativo de su ego, y el de sus colaboradores,renunciando a muchas reivindicaciones.Los miserables políticos que compiten en estas elecciones- de los que exceptúo a Alberto Garzón-, insisten en glosarle a los ciudadanos fantasías sobre un futuro bastante oscuro, yaciendo en la actual dependencia y el servilismo paneuropeo. Que el corrompido y siniestro PP sea el partido que gane las elecciones desde la primera minoría, ya es, de por sí alarmante.
La compañía de "Ciudadanos", inevitable como carta complementaria de este juego tramposo, es inevitable, señalando además que, sectores destacados de la clase media sobreviviente a la crisis, han resuelto olvidar los destrozos de estos últimos cinco años y a sus víctimas. Esta canallada se suma a una desmemoria de largo aliento y permanente actualización.La sujeción deudora pesará en los resultados electorales, ante votantes que, a cualquier precio aceptan "ser europeos", de este continente atado a una cruel dominación imperialista de signo neoliberal, en el que impera una democracia de ricos contra los pobres del sur. En Portugal la izquierda se unió, desbancando a la derecha. No es un gran progreso, pero desvela presiones contenidas que ván sumándose.Por desgracia, España es otra cosa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario