Además de redactar novelas y textos de fondo crítico e histórico desde cualquier género, conozco mis límites. Razonablemente bueno a la hora de cronicar la realidad, con agudo acento y estilo tan personal que a menudo me invisibiliza, como político sería un completo desastre. Demasiada pasión y firmeza conceptual, para tan poca prudencia, en un ejercicio público de representación que requiere tacto, mucha estrategia y grandes maniobras, propias de un funambulista en grandes alturas y claros abismos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario