LA USURPACIÓN GENERALIZADA Y EL REEMPLAZO ESTATAL DE CÁRITAS

Era lógico que Pablo Iglesias terminara desplegando la bandera del Estado monárquico heredado del franquismo, y vivase los órganos represivos que lo defienden y respaldan. En su afán por adecentarse ante el régimen, él y su banda de oportunistas niegan constantemente los valores del 15M, la República, y la necesidad de un Frente Social que ponga a la extrema derecha española y sus agentes en su sitio. Ahora seguirán perdiendo votos, a la par que ganan la progresiva desconfianza de los millones que han creído en ellos. Su condición de usurpadores queda desvelada. Las teorías de los profesores de la Complutense eran la capa superficial de chocolate, propia de un pastel amargo. Son el pálido relevo generacional de una élite fracasada sin vocación social, que utilizó un discurso rebelde para montar su aparato electoral, sin principios ni programa. 

A los españoles les aguardan nuevas épocas de noche y niebla, si no descreen del falso estandarte rebelde alzado por un puñado de sujetos mesiánicos. Ellos no encarnan el enfrentamiento con el PP y sus cómplices, sino su continuidad morigerada, canalizando el descontento popular hacia las vertientes más conciliadoras.Por esa razón crece "Ciudadanos", alternativa más cruda y "realista", compatible con el paneuropeísmo, la Troika, y lo que manden los acreedores. Sin embargo, una mirada atenta a los orígenes del liderazgo de los Iglesias, Monedero, Bescansa y Errejón, ya señalaban este derrotero. No en vano, nació "Podemos" como formación integrada al Parlamento Europeo a través del sufragio. El posterior corrimiento de autoridades en la jefatura del Estado y los partidos políticos restantes, ante la victoria parcial de "Podemos"en las europeas, obedeció, no tanto al discurso originario del locuaz tertuliano que devino en líder, como a la necesidad de hallar nuevos maquillajes partidarios ante el estrepitoso fracaso del PP, su gobierno servil y corrupto ante el IV Reich, y la flojera conciliadora del PSOE, antes y después de Rajoy. La amenaza de descomposición política y social al temblar el engranaje bipartidista que malgobernó el país por más de tres décadas, hundiéndolo durante esta larga depresión, precipitó la aparición de estos exitosos aventureros, alarmando a la oligarquía y sus políticos de turno. 

Una vez conseguido el efecto que, en primera instancia sorprendió a sus autores, se muestran amistosos y fraternos con los símbolos e instituciones que tantos españoles aborrecemos. Son los que legó el posfranquismo, sin cambiar la economía ni mejorar la educación, aferradas sus élites a la desmemoria, los prejuicios sociales, los tratos de favor en las cumbres y las bendiciones del clero local, uno de los más reaccionarios del mundo. Los advenedizos llegaron coloreados de rojo, para que poco o nada cambie en la granja patria, salvo la pintura del plumaje, ennegrecida en pocos meses. Su verdadero programa, y los de que, por izquierda o centro compiten junto a ellos en la próxima riña de sufragios, consiste más o menos, en el reemplazo estatal de Cáritas. En buen romance, la mendicidad oficial como política de Estado. En tal sentido, mienten todos, no solo los de "Podemos",fabulando con remontar el desastre sin abandonar el paneuropeísmo, favorable a Alemania,ruinoso para España y otros países del sur continental.

Engañarse a esta altura de los acontecimientos, con cambios productivos favorables a la sanidad, las leyes laborales y la educación, brinda continuidad al añejo drama, precipitando otro, propio del viejo laberinto español. Por descontado, el PP será derrotado en Andalucía y todas partes, de ello no caben dudas. Pagarán por lo que perpetraron estos años de miseria y dolor popular, esgrimiendo el garrote de su mayoría absoluta. Pero con su relevo, dadas las circunstancias, no llegará la justicia para todos, faltando los justicieros y la imprescindible tradición política que los genere.