Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 12 de marzo de 2015

HOY ES MAÑANA



Más allá del retroceso de Podemos y la debilidad de la izquierda española, encapsulados ambos sectores en sus aparatos, se proyecta una gran ausencia de sus militantes en las constantes manifestaciones sectoriales, que los resistentes al desahucio, los de la tercera edad estafados por las preferentes, contra el cierre de muchas fábricas y otros desplazamientos sectoriales que resisten el despotismo de los tres poderes locales, aislados unos de otros. Con los sindicatos, en manos de los que han consentido y participado del desastre actual y algunos robos sonados, como el de los ERES y el de Bankia, sucede otro tanto. Tiene que salir Emiliano Revilla, viejo parlamentario conservador, y gobernador cántabro, muy combativo desde hace unos años, en defensa de los obreros de una fábrica, que no cobran sus salarios desde noviembre pasado, mientras se desmantelan sus máquinas, para pedir justicia social en la TV. El enemigo de clase sabe aprovechar esta desunión fragmentaria para continuar sancionado decretos represivos de toda índole, mientras las corrupciones se destapan sin cesar, para que al fin nadie sea juzgado, y comparativamente pocos vayan a prisión de luxe, sin devolver un euro de lo robado. 
Los militantes de Podemos y las izquierdas no intervienen en estos asuntos, salvando a los aguerridos andaluces de Sánchez Gordillo y Diego Cañamero. Hasta Ada Colau,puntera en la resistencia del PAH a los desalojos, se ha centrado en una alternativa política electoral para Cataluña, en vez de matizarla volviendo al previo combate callejero. 
Sin duda, el supuesto maná electoral marea muchas cabezas, olvidando las tantas que duermen a la intemperie, comen de la caridad o acuden a los "restaurantes de barra libre", que la miseria del PP inauguró, mediante los containers en calles y plazas. Mientras, a golpe de elusión y dejadez, se arman las listas electorales de jóvenes ansiosos par cortar el bacalao en gobernaciones, alcaldías y ayuntamientos.Para renovar las viejas y podridas élites se preparan, descartando unirse a la furia reivindicativa de los explotados y escarnecidos en España, que ya superan los doce millones de almas. Sin contar los que trabajan por días u horas por pagas miserables, y los millones de parados sin prestación, sanidad, ni nada.
Pablo Iglesias salió de la TV, no de los combates que lideraron Fidel Castro, el Che Guevara, e incluso aquel Perón coronel, del 44-46, movilizando sindicatos a través de un programa social amplio. Lo último cabría repetir en España, arrebatando el comando sindical a la burocracia tecnocrática y rentista. Podemos, que en realidad es un movimiento pequeño burgués, no se lo ha planteado, restando fuerza obrera a la protesta.
Así se gana un liderazgo y el respeto o el amor de la gente humilde, señor profesor adjunto, nuevo as de los villancicos y su "tilín". Usted es un hombre de claustros y aparato. Eso no alcanza para las tareas que demanda la realidad, de ahí su mala digestión de la Historia y las ciencias sociales. Lo mismo reza para los izquierdistas parlamentarios, tan respetables y honestos como poco efectivos. 
Si las voces se alzan contra este planteo, arguyendo que esa movilizadora táctica, desarrollada por medios pacíficos, llenaría hoy las cárceles debido a las nuevas leyes represivas, no lo negaré. Pero para un líder popular, consciente de sus deberes más elementales (un "patriota", como lo llama el propio Iglesias) sería un honor tan grande, como el estímulo generado por el valor, en sus seguidores. Además,de sucederse las movilizaciones, no podían encerrar a todos. Lo más probable sería la caída del gobierno y la apertura compulsiva de las celdas, permutando encierros de almas justicieras por muchos pájaros de cuentas que arruinaron el país en estos trágicos calendarios.
Me temo que nada será así, no por imposible. Al no comprender que hoy es mañana, la izquierda española olvida lo elemental: mantener viva la llama votiva del 15M,y con ella, la protesta constante y la rebelión popular.

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