LA ENCERRONA

En apariencia, CiU y Atur Mas -el valido de la familia Pujol- se plantaron ante España, como cualquier gobernante audaz y fiel a sus ciudadanos debían hacerlo (y no hicieron) con Bruselas, Merkel y el Euro. 

La diferencia estriba, en que el pretendido Moisés del independentismo, es quién encabezó desde la Generalitat y el voto en las Cortes el respaldo de todos y cada uno de los recortes y crueles reformas que Rajoy y sus huestes vienen aplicando desde la ya menguada mayoría absoluta. Partiendo de la nefasta reforma laboral hasta los increíbles Presupuestos del Estado, o el desmonte de la sanidad pública y el flagrante ataque a la educación pública, en una forma u otra así fue. Su Gabinete, privatista a ultranza, es un ejemplo de ramplona incapacidad y logronería. Tampoco la Policía Autonómica, bajo las órdenes del tenebroso conseller de Interior, Felip Puig, escatimó garrotazos y brutales atropellos al disenso callejero, en el mejor estilo de Madrid y la Alemania Nazi.

Esta maniobra secesionista de la burguesía catalana y sus charlatanes pequeñoburgueses de ERC, tan poco atinados y serios, resulta conceptualmente nefasta e insolidaria con el resto de las comunidades y sus sufridos ciudadanos, sin contar además, con auténticos líderes de visión social. 

Nada separa al parado, desahuciado, asalariado expoliado, o pensionista castigado por el IVA y la suba de tarifas, junto al copago en la sanidad y la Educación, de los intereses y ansias comunes de justicia social en cualquier punto del mapa común. 

Se apunta además, que Catalunya fue y es tributaria desde siempre, de las migraciones internas. De manera que el ser nacional catalán es el resultado de mixturas incesantes y vivificadoras.
  El cierre en falso que significó la cacareada "Transición Democrática", y su Monarquía Constitucional heredada del Dictador, estimuló la división de los asalariados catalanes, vascos y gallegos del resto de las regiones, para que cada burguesía los dominase e instruyese mejor, en coordinación con el Estado central y sus dos grandes partidos: el PSOE y el PP. 

La terrible crisis económica quebró esta entente en el polo industrial y comercial más fuerte, sometido a la propaganda "diferencial", instrumentando el idioma y los símbolos vernáculos en la educación de niños y jóvenes hasta la saciedad durante los últimos treinta años 

Y en la presente encrucijada, desde la suma de factores, rivalidades y fobias acumuladas, es dónde se produce este gran altercado, o guerra de banderas, de consecuencias imprevisibles; aunque siempre contrarias al Frente Social. 

Una formación local, corrupta hasta el tuétano, encabeza este movimiento de ruptura, partiendo de la base del chantaje y los previos negocios, tras su mal manejo de la crisis, mientras la versión local del PSOE (el PSC) esgrime un federalismo tardío en medio de un descenso clamoroso de la estimación pública. 

En cuanto a la otra versión de Izquierda Unida (IC-Verds), si bien desgrana un programa correcto el líneas generales, no cuenta con líderes de arrastre ni una trayectoria que avale sus últimas temporadas integrando el Tripartito, junto al PSC y ERC. 

Opuestos a la salida que propugnan Mas, ERC y ciertos grupúsculos escindidos de la última formación, asoman la cresta el PP local, y Ciutadans, su colateral "de izquierdas".

El Gobierno "españolista" de Rajoy es otra pesadilla, quizá la mayor; de manera que la única alternativa lógica pasa por enfrentar, a un tiempo, al que manda en La Moncloa y el tramposo de la Generalitat, desde una perspectiva avanzada y sin renegar del sentimiento catalán, muy respetable aunque de acento inadecuado en la instancia. 

Probablemente la suma de votos favorezca mañana la opción nacionalista, y Mas -aunque sin presunta mayoría absoluta-, revalide el mandato, prolongando su nefasta gestión. Aguardan entonces, días aciagos de extendida penuria partiendo de esta encerrona histórica, provocada por una clase social que desde cualquier área territorial no escatima fórmulas con tal de enriquecerse, a costa del dolor de un pueblo hermanado en la tierra de todos