El hecho de que la crítica literaria no aborde los libros virtuales sin soporte de papel revela hasta qué punto no es independiente de renglones de pago, y las campañas mediáticas de la mafia que controla las ediciones impresas. La baja calidad de las revistas literarias y los suplementos del sector en los periódicos, corre pareja a un adocenamiento mediático abominable, que pinta eterno. Sin embargo, no parece lejano el día, en que la lectura virtual y las publicaciones de libre curso hagan añicos esta forma mercenaria de abordar la cultura.
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