Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 8 de junio de 2008

OBAMA BIS

"Para la gente soy como un test de Rorscharch. Aunque le resulte una desilusión, de últimas pueden sacar algo de mí".

Tal fue la frase que deslizó Obama ante un cronista del New York Times.

Dicha prueba, a menudo empleada para diagnosticar los derroteros psíquicos de una personalidad, desvela la ubicuidad populista de este afroamericano; ambicioso desde siempre y que, con sólo trece años de carrera política llega a estas alturas.
Quizá por ello haya escrito.
"Me asusta el pensar la suerte que tuve en política".

Nacido en Hawaii y graduado en Harvard como abogado, el chicagoan de adopción, hijo de keniato y americana blanca, conocedor del mundo, es otro ejemplar excéntrico en el catálogo de líderes políticos populistas habidos en los últimos cien años.

De probada vocación social en anteriores emprendimientos, los humildes orígenes de Barack son comunes a Juan Perón, Hugo Chávez, Benito Mussolini y Adolf Hitler.

La irrefrenable fusión emocional entre estos liderazgos y su potente base de masas parte de programas reivindicativos y tácitas exclusiones de origen.

En la conquista del poder en Perón, Chávez (o Felipe gonzález) se reivindicó a los trabajadores o los desposeídos. En Mussolini contó el orgullo italiano, maltrecho en la Gran Guerra y sus secuelas de división social; en Hitler, el derecho de los parados alemanes, arios y puros, a edificar una potencia lanzada a la conquista del mundo. El especial caso de González viene a ser una bisagra entre el caudillismo populista y la entonces joven democracia española.

Más modesto -y sin duda alguna más democrático que cualquiera de ellos- Obama promete una América mejor integrada y justa.

A diferencia de los populistas vulgares, no asoma en su talante ni rastro de la demagogia y el personalismo latinoamericano, el cesarismo sevillano de Felipe (propio de un cortijo aunque no lo parezca) o el enfermizo fascismo de Mussolini y Hitler. Obama está felizmente casado con otra afroamericana, como él abogada y madre de sus dos hijos.

Quizá sí reconozca algún rasgo en su pasado la tronante influencia del reverendo Jeremiah Wright. Si bien terminó renegando del mecenazgo, algún principio quedará.

El mayor peligro de una candidatura carismática radica en la debilidad personal del celebrado sujeto, erigido en totem abrumador por la multitud, ante rivales mediocres o insuficientes.

La suma de los amores y pasiones son interiorizados por el ego del sediento candidato, hasta el punto de situarlo en un Nirvana que lo torna providencial y por lo tanto libre de fallos.

Lo escribí en mi biografía sobre Perón con letra clara y hondo concepto. Para mal de la ciencia política y la literatura contemporánea, pocos la leyeron

Pues bién, el modelo vale para ciertos liderazgos de los que por cierto no escapa Barack Obama.

El ferviente deseo de ser popular suele subrogar aquello que es esencial para conducir con equilibrio los asuntos públicos. La fusión con el poder empeora el cuadro. Si los mitines de Obama son increíbles conciertos de Rock, la estridencia de la atmósfera en la Casa Blanca no pronostica un cambio de ritmo de triunfar en las urnas.

Si bien la democracia americana se ha probado eficiente en sus controles para el mejor balance de los tres poderes fundamentales, cabrá recordar las trampas de Richard Nixon (alias Dirty Dicky) junto a las más feroces (y catastróficas) de George Walker Bush.

La creciente desigualdad social, la terrorífica deuda exterior, la crisis inmobiliaria, el trato con Cuba o Venezuela y los sangrientos dilemas de Iraq, no auguran cielos despejados para el futuro mandatario de los EEUU, encarne a la izquierda demócrata o la derecha republicana.

Y en vista de lo que acontece, no creo que sea un septuagenario McCain el flamante piloto de tormentas.

El color negro mate de Barack Obama, excelente billarista, mediocre jugador de golf y enorme comunicador, pinta mejor. La juventud y una providencial apostura - a - la - Sidney Poitier en el mejor momento, juegan a su favor.

También su probada energía en esta pre campaña fatigosa que ganó a pulso. Para bien o para mal...












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