Pese al romance que insinúan las fotos (en la de abajo la pareja comparte escena con el desdoblamiento trucado del Richmond difunto en el undécimo episodio), nada de esto aconteció en la ficción ni en la realidad.
La pasión en los seriales se remitía con absoluta frecuencia a la lucha del bien contra el mal. La virilidad del héroe y las pulsiones de su libido estaban comprendida en su valor y audacia. La feminidad de su dama, en las sonrisas, la paciente sumisión, o bien en los gritos desgarradores ante el riesgo que de continuo corría el amado.
Esos eran los modelos transmitidos a los niños del siglo XX.
Con algunas variantes, así estamos...
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