La cubierta pertenece al nº 4 del Spy Smasher Magazine mediando un diseño de John Rosemberg.
El mensaje patriótico de este fallido competidor del Capitán América es diáfano. Solo se echa en falta la juiciosa barba de Abraham Lincoln.
En la época de esta portada, los héroes patrióticos inundaban los comics de diez céntimos. Su representasción fílmica se remitía a filmes menesterosos. Hoy el público infantil es reemplazado por nuestra infantilizada clase media. A ella se destinan superproducciones millonarias. A nosostros nos educaban con poco. A ellos les destinan millones en la confección de mensajes adormecedores.
Se trata de olvidar que hay gentes en el mundo que mueren de hambre. Por eso la justicia de lujo en los mensajes de hoy se reduce a combatir el crimen; no como un producto de la desigualdad sino ensayando una mera expresión desigual de gentes sin norte que resuelven los juzgados de guardia, o los funcionariales parlamentos de la democracia.
La de los ricos y acomodados.
Por ello y ellos, los viejos héroes gozan hoy de muchos medios materiales para vencer el mal... sobre todo en las películas.
El otro mal que disimulan los periódicos, radios y canales televisivos nos carcome la existencia, y con ella, nuestros menguantes bienes materiales...
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