Los resultados del Congreso del Partido Popular ilustran el previo estado de ánimo que insinuaban sus barones y la mayoría de sus 700.000 militantes. La consagración de Mariano Rajoy Brey como líder supremo venciendo las presiones mediáticas de la extrema derecha -su aliada y mentora ideológica hasta ayer- define un nuevo escenario, en el que José María Aznar ocupa una foto familiar de viejos éxitos y recientes derrotas.
El señor González Pons, en calidad de nuevo portavoz de la formación definió su ocaso con gran exactitud.
Mediando el impulso de Aznar el PP consolidó su estructura y alcanzó el poder durante ocho años, pero también gracias a la obediencia debida de su estrategia última -nostalgiosa del pasado e inmovilista- perdió dos elecciones generales. La soledad del ex mandamás en el cónclave valenciano responde a este factor. La manifiesta reiteración de sus apuestas por Bush y la luctuosa aventura iraquí, a la que sumó posturas aislacionistas bien conocidas en las ponencias de la FAES minaron su credibilidad política dentro y fuera del ámbito partidario.
La cierta veneración familiar se mantiene incólume en la añeja foto a la que alude el sagaz González Pons, pero en materia de familiaridad cobra sin duda alguna y por esas piruetas de la Historia, más peso Manuel Fraga Iribarne, desplazado por el Aznar de los años ´90 en la refundación de la vieja Alianza Popular, y hoy más cercano a este giro obligado, del que sale reforzado su pupilo Alberto Ruíz Gallardón.
La elección de María Dolores de Cospedal como Secretaria General encaja en el nuevo proyecto del PP, con Esperanza Aguirre y Juan Costa (puppet de Rodrigo Rato) en clara minoría.
La señora Cospedal, promocionada en el pasado por Aguirre, es -como Soraya Sáenz de Santa María- otra brillante abogada del Estado con buena performance en el Partido. Ambas son vistas con recelo por la Iglesia cavernaria de la Conferencia Episcopal, su emisora y El Mundo.
Ríos de tinta y muchas imágenes comentadas han divulgado la maternidad inducida de María Dolores, madre soltera y joven aún. Curiosamente, la nueva Secretaria General y su antecesor (Ángel Acebes) son prognáticos. Es decir, dueños de un maxilar inferior que somete ligeramente al superior determinando una mordida transversal. La cierta disfunción aqueja a muchos mortales (otro caso más o menos desconocido fue el de Eva Perón).
El oficio de la inseminación artificial -condenado oficialmente por la Iglesia católica- sugiere en el caso de Cospedal una cierta tendencia a manipular, propia de los políticos.
Un hijo sin padre reconocible puede ser producto de una circunstancia amorosa. Cuando se escoge la inseminación artificial (y no mediando problemas de fertilidad) un cierto autismo despunta en el horizonte. En el catálogo feminista de todas las épocas figura el deseo de excluír al macho en las funciones vitales del sexo y la procreación. Por ahora desconocemos la causa que motivó la elección materna de Cospedal, remitiéndonos a celebrar la falta de convencionalismos a la hora de decidir la potestad sobre su cuerpo.
Ella misma, que rebosa feminidad y elegancia camino a la madurez, ha declarado que la función pública y la maternidad son disciplinas poco avenidas. Por de pronto, estimo que deberá conciliarlas y creo que siendo capaz y consciente del fenómeno, es deseable que lo consiga sinque deba preocuparnos algo que pertenece a su intimidad.
A diferencia de los observadores que atribuyen a Rajoy tesón y voluntad repechando la cuesta abajo de la formación, pareja al consiguiente caos interior que presagiaba una seria escisión, considero que la mayor virtud de este aparatchick fue su oportuna reacción ante la formidable presión política de su aparato.
Estaban hartos de la soberbia aznarista y así lo demostraron retaceándole aplausos en Valencia, contrariamente a los tantos que recibió Rajoy.
Este giro copernicano de la mayoría de cuadros medios y superiores respaldando los pasos del veterano y su liderazgo, demuestra que, antes y ahora este señor fue más sensible a la relación interior de fuerzas en su formación que a la voluntad de un antiguo promotor bastante menos realista.
La declaración última de Aguirre, envalentonada al principio, mucho menos hoy, refrenda esta deriva personal de la estrategia de crispación; sufrida también por el ex Presidente y sus acólitos (Acebes, Zaplana y cía) a manos de Rajoy y sus barones.
"Soy un verso suelto"; ha dicho Esperanza, administrándose un cierto contenido poético en el que refugiar públicamente su completo fracaso.
Sin embargo, nada es más contrario a su fría y maquinadora naturaleza, aunque esta vez el poder de cálculo fallase por un exceso de soberbia. Es la misma que carateriza a todo el complejo político y mediático de la extrema derecha española y sus complementos autonómicos (ora travestidos de un izquierdismo absolutamente tramposo o de una violencia abiertamente criminal).
El apoyo sistemático a Losantos y Ramirez en sus cargas de profundidad sobre Gallardón desde La Cope, El Mundo, Telemadrid, Popular Televisión y Libertad Digital (en la red o desde la estación propia por ella concedida) nos revelan a una dama que se las trae.
Creyó que sus amigos y aliados mediáticos bastaban para proyectar al Partido su carisma indudable al frente de la Comunidad de Madrid, y apostó por ellos, olvidando que en su momento ni Prisa ni la Cadena Ser salvaron a los socialistas de la derrota en el ´96 y el 2000.
El reparto de espacios de poder en la nueva ejecutiva arrincona, al menos temporalmente, a esta tendencia que mira al pasado pre electoral. La presencia dominante de dirigentes como Cospedal, González Pons, Francisco Camps, Ana Mato, Federico Trillo, Javier Arenas y sobre todo -de cara al futuro- Alberto Ruíz Gallardón en la nueva Ejecutiva, garantizan cierta estabilidad a Mariano Rajoy. Pertenecientes a otra generación, los modernos líderes como Soraya, María Dolores y Pons rondan los cuarenta años, embastándose con los veteranos más avispados.
Rajoy supo representar a los últimos, probándose flexible ante la dirección de vientos que politicamente jamás dejan de soplar, aunque a veces amainen (siempre menos de lo que parece).
En adelante el registrador de propiedades ajenas -tal es su oficio fuera y dentro de la política; eso creo- sólo podrá consolidar las posiciones hoy alcanzadas de los barones centristas, en base a éxitos electorales en el norte y el sur, mediando una estrategia de aciertos en su oposición de centro derecha al Gobierno del PSOE, de entrada favorecida por la brutal crisis económica que atraviesa el Estado Español.
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