En la página de remate justiciero asoma La Máscara, el comandante nazi finalmente derrotado por Spy Smasher en el serial.
Insisto en la tendencia de ocultar en las imágenes el frontón del héroe. Poco significante en popularidad y destino.
A continuación, procuraré ofrecer páginas más claras del Spy ilustrado; y las de Kane Richmond, un partiquino más en el baile de los perdedores en la industria. Gable o Tracy había pocos. Los Richmond sobraban en la oferta. Triunfaban un día o dos en los seriales junto a sus enamoradas. Pero en realidad eran tan efímeros como las mariposas.
La suerte de los ganadores en este baile del infierno se ajusta a ciertas cincunstancias bastante poliédricas.
Empero, el juicio de la cámara, poderosa e implacable, no miente. No enfervoriza en el arte dramático y otras disciplinas quien quiere, sino quién puede.
El público hace lo demás al copular con ella. Auque no precisamente el tierno y púber espectador infantil, tan ajeno a ciertas realidades y precisado de ídolos...
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