La publicación de este episodio responde a un hecho grave; verdadero delito perpetrado contra la propiedad intelectual por cierto blog desde Buenos Aires.
Inicialmente creí que Oswal, con quien nos distanciamos para siempre ya hace años, era el causante (entre Oesterheld y Hugo Pratt había ocurrido algo semejante). Sin embargo en este caso me equivoqué. Ahora espero que el delito estimule una revisión histórica del comic y su auspiciosa publicación en un álbum.
Mark Kane se lo merece. También sus creadores, hoy pirateados por inescrupulosos con el manido el pretexto de la nostalgia y la felicidad universal.
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