Dicen: "Analizas la política, los comics, el cine, la historia y el espectáculo..."...y no lo estiman coherente. Les suena a despropósito. Seguidamente les respondo.
La escena está en todas partes; también la naturaleza humana (a menos que estudiemos especies menos peligrosas), y esto es lo que más me interesa.
Ayer, en la gala 11 de Operación Triunfo el saliente Iván apuntó algo interesante sobre Virginia, la chica con mirada de pájaro, sospechosos trinos (Noemí Galera dixit) y errático comportamiento en escena.
"Esta mujer no se integra a sus compañeros de concurso ni será jamás será feliz, aunque tiene la habilidad de despertar la lástima y los votos de mucha gente".
No fueron esas las exactas palabras del perceptivo chaval que anoche asesinó un tango, pero equivalieron en su manifestación.
El expulsado era la alegría de la huerta en la Academia. Su iniciativa y malévolo sentido del humor, mechado de toques tiernos, electrificaban la atmósfera. Por eso mismo le odiaban desde las sombras Virginia y el protecteur Mejide.
Ambos se atraen en su negatividad y pesimismo estructural.: lo contrario de Iván; sin duda histérico, pero también laborioso, dinámico y en el fondo, sentimental y bondadoso.
Días antes comentó las palabras algo livianas que Cocó le había destinado en otra gala, mencionándole su cierta desubicación en el concurso de canto; al tratarse de un buen bailarín, actor de musicales y algo más (había mencionado a Shakespeare).
Su posterior reflexión en la Academia fue de lo más sensata.
"Si te conoce poca gente desfilas de continuo por los castings buscando trabajo. OT es una plataforma de lanzamiento; al menos para que no sea tan fácil putearte".
Ayer, un calmo y mesurado Iván agradeció a Mejide sus presiones y ataques. Fue como decirle "procuraste aplastarme y te jodí".
Las maldades del disminuido le ayudaron a autoafirmarse, por contraste. No siempre los concursantes aprovechan la fuerza del enemigo.
Sun Tsu era un maestro en la materia. Algunos lo aplican por puro instinto.
Creo que Chipper, vilmente amonestado anoche por este abominable miembro del jurado, emplea el método. El desprecio por alguien como Virginia en nombre de su probado amor por la música, es una ofensa para la gente que se mira el ombligo. Por ello, el de las gafas negras y la chepa de cuello alzado que tan poco cubre sus miserias, viene manifestándole ojeriza en las últimas galas.
Así, nos una vez más nos revela su escasísima cultura, de base traumática.
Alguien como él debiera besar el suelo que pisa semejante artistazo...
Desde su ingreso a escena, Chipper demostró que es un auténtico crack.
El inmenso y dúctil trovador, ciertamente providencial para este concurso, en el que la gente de la Academia, sus profesores y tres miembros del jurado se dejan la piel sin que nuevas figuras repitan el suceso obtenido por algunos concursantes en la primera edición.
No sólo supera largamente a todos los que pasan y pasaron por OT este afro americano; también deja en la cuneta a muchos artistas españoles y extranjeros que hoy están en el candelero.
Tuvo a bien de comentárselo en un apartado Llácer -quién, aparte de ganar dinero haciendo de entertainer en esta charada de Gestmusic, es ilustrado y talentoso- agregando que en España la enseña cultural no flamea en el tope del mástil.
Es tan cierto como que yace a media asta, de duelo por el valor difunto.
Soy esforzado escritor, escribo peor que algunos y mejor que muchos. Vivo aquí, y lo se muy bien.
Supongo que Chipper lo ha vivido en carne propia todas estas semanas; de ahí su reciente estallido para con la insignificante Virginia, muy inferior, por ejemplo, a la sanguínea Tania S (la chica del andamio, según depuso el trasto).
La pájara aficionada al blues representa la artificiosidad y ligereza de los seres que pretenden representar lo que no son. Al igual que Risto, el vacuo e insignificante sujeto con baja cualificación musical, que apoyan dos mercaderes poderosos asociados al canal vernáculo del infame Berlusconi.
Qué gane o no el espectacular Chipper este evento importa ya muy poco. Probablemente mis compatriotas votarán a Pablo -muy meritorio y trabajador, aunque a galaxias de distancia del otro- o al tremolante y lloroso Manu. Los jóvenes buscan juventud e identidad, y ambos (Manu con paquetes de cleenex) cubren las papaletas.
En cualquier caso, visionar el espacio -escenográficamente espectacular como ninguno durante las galas- me ha permitido registrar el real estado de la cultura popular en mi país.
Esta tarde me entretuve un rato ante Arucytis, el programa que Alfonso Arús y sus taberneros montaron en el modesto canalito de Godó. Con o sin aquel aterrador bisoñé, este farrista es siempre el mismo jaleador de pandas insustancialmente divertidas.
Con ello significo que se dejan ver y escuchar plácidamente, para ser borradas para siempre sus imágenes y peroratas a los dos segundos de finalizado el espacio.
Hacia el consiguiente remate horario comentaban en ronda la gala de ayer, eviscerado cualquier valoración artística. No le interesa realizarlas a Arús ni a su mujer. Tampoco al señor Víctor Amela, contertuliano de repetitivo discurso allá dónde se tercie (comentando libros o pesando en la balanza crítica algunas libras de carne).
No obstante, cabe afirmar que ni el espacio de Arús o las opiniones de Amela son las peores en la TV actual.
Eso sí, reflejan con la nitidez de Operación Triunfo, el deplorable estado de nuestro sentido artístico y la penosa deriva de la cultura popular en España.
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