Uno de los factores que impiden que el señor Rajoy y su banda sean echados a patadas del poder, juzgados y convictos, tolerados por sus gobernados desde hace ya demasiado tiempo, es el falso respeto por una democracia imaginaria. Las reglas imbéciles de ese juego, tan primitivo lo impiden, alimentando transgresiones a los derechos humanos y bestialidades incesantes, propias de una dictadura.
La incapacidad de esta sociedad para asumir la realidad es superior a la de muchas otras. El germen de la autodestrucción viene de lejos y ha calado hondo. Las tertulias y los periódicos, en papel o virtuales, reflejan una árida polémica sobre naturalezas democráticas, que desconocen absolutamente. Unos por miserables y avariciosos conscientes de su dominio, los demás, envueltos en el miedo y las medias verdades. No quieren asumir en medio de estas polémicas estériles, los muchos millones de pobres, o muertos y exiliados causados por las recetas vasallas aplicadas a esta crisis. Pasó lo mismo con la feroz dictadura militar argentina entre el 76 y el 82. Pocos éramos conscientes de lo que estaba sucediendo. La mayoría no quería ver nada de lo que estaban perpetrando estos asesinos, junto a los poderes económicos y geopolíticos que representaban, precipitando la mala salud política y social de un país empobrecido de sociedad rota.
Por otras vías, en España el resultado es el mismo.
En la actualidad se conservan los tres poderes, pero los restos de la vieja democracia desmemoriada que inauguró la llamada Transición los han corrompido hasta el tuétano, desde el 78 en adelante.
Escribí varios artículos sobre este cruel y devastador fenómeno, anticipándolo incluso.Esos artículos, desconectados del momento que vive su sociedad, atravesaron el escenario sin pena ni gloria. En uno de los tantos, caracterizaba el Estado Español como una Dictadura Parlamentaria de la extrema derecha local. Ha cambiado la situación?
La débil cristalización política del 15M y las mareas, asociada a una cultura global muy baja, la reflejan "Podemos",los cambiantes discursos de sus malas cabezas, y los restos de IU, junto al cierto avance de sectores independientes que han mostrado mayor audacia, como Ada Colau en Barcelona. Mientras, desde el lado opresor, los siniestros filibusteros de "Ciudadanos" echan un salvavidas a la derecha local. La Comunidad de Madrid, donde aún gobierna el PP de Esperanza Aguirre, en el que autorizaron la investidura de la represora Cristina Cifuentes, es su ejemplo de manual.
Sin embargo, por esa y otras razones, el vaivén mediático entre lo que es y no es democrático, de bajísima densidad, prosigue inundando los medios.
Seguramente, Rajoy y el PP no podrán evitar el cese de su mayoría absoluta, de la que son tan responsables once millones de sufragantes, trasquilados hoy en su mayoría. Con otra clase de sufragios, frutos del hartazgo más que de la consciencia, desaparecerán el poder omnímodo y las licencias prepotentes de las que disfrutaron tan salvajemente estos ladrones y genocidas.
Pero mientras no se aclare y resuelva la entraña imaginaria de esta democracia aldeana, liquidando su perversa judialización política, a la par de sus infinitas mentiras y estafas-hecho inseparable de enfrentarse a la UE y la Europa Alemana-, la sociedad española no llegará lejos.Tengan ustedes la seguridad.
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