Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 11 de agosto de 2015

EL APRENDIZAJE DE LA OBEDIENCIA


Lo del ministro Fernández Díaz con Rato, es otra muestra de la prepotencia que gastan los miembros (y miembras) de este Gobierno depredador y asesino, caracterizado por su desprecio por los ciudadanos y cualquier leve formalidad democrática. La extrema derecha cava su tumba en cada arbitrio, de los tantos que viene perpetrando desde este grotesco retorno al franquismo. Una pesadilla que, pese a los despojos con pérdida de derechos, las muertes y el calvario popular debiera servir para que exploremos las causas que nos llevaron a esta catástrofe, y el tortuoso aguante ante la misma, y esta cruel legislatura al completo. La desmemoria y el falso desarrollo económico son dos. La tercera, es la cultura que ambas han proyectado.

No siempre el purgatorio precede al infierno. Sin embargo, la aparición de una baraja marcada como "Ciudadanos", junto a la cierta adaptación al sistema y la Europa Alemana desde la cúpula de "Podemos", amenazan con la vigencia del despojo, embastado con planes continuistas y cierto Estado caritativo, que remedie lo peor en las formas de la iniquidad, aunque sin llegar al fondo de su naturaleza. 
El hamletiano dilema de hoy para el pueblo español, es algo tan sencillo y complejo como aprender, o no aprender. Lo mismo reza para cualquier ser humano. 
Por ahora, la historia reciente demuestra que en España se aprendió a obedecer. El precio, significó la alternancia del PSOE capitulante, con este PP de terror, edificando un Estado de Derecho bastardo, que coronaron los herederos del franquismo, puesto al servicio al servicio de las multinacionales y sus órganos putrefactos. El resultado fue un país de sirvientes, camareros, ladrones, y comisionistas de guante pardo. Que nadie se asombre entonces sobre las cotas de corrupción pública y privada que se alcanzaron en los cuatro puntos cardinales del territorio. 
La obediencia servil genera monstruos que explotan a las grandes mayorías bajo el fuego graneado de los grandes bancos y la propaganda, alzando un cerco en torno a ellas. La cierta curva de prosperidad y el consumo progresivo sembraron ilusiones adormecedoras que hoy colapsaron. El espejo de esta brutal crisis material y moral desvela lo que éramos en realidad, masticando el pan de ayer y la ruina presente. Ahora toca cambiar el chip antes de hundirnos del todo. Por cierto, estamos a un paso...

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