Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 10 de agosto de 2015

LAS REDES VIRTUALES Y LOS TIEMPOS MODERNOS.


Colgué en mi otro muro artístico un excelente reportaje a Peter Bogdanovich. Lo estimado por este director y estudioso del cine de Hollywood en la época de oro es veraz. Los grandes estudios de entonces concentraban una gran cantidad de talentos en todos sus apartados. La gran producción anual de esas compañías permitía a sus contratados -exprimidos a fondo- un entrenamiento constante que pulía y mejoraba cada oficio. 
La realidad virtual de los blogs, muros y espacios de intervención autorizan algo equivalente a quienes nos esmeramos en el oficio de escribir, con la más absoluta libertad que nos permiten nuestras iniciativas, sujetas al talento que exhiba cada uno. En esto, llevamos ventaja a aquellos míticos emporios, disciplinados ferreamente, en la tarea de rodar un promedio que, en los más poderosos, rondaba las 250 películas anuales. Solo los buenos directores, guionistas e intérpretes disfrutaban de mayor libertad, siempre sujeta al beneficio empresarial. El éxito, más o menos constante, era una cuerda floja desde la que debía practicarse el mayor funambulismo. El cine es un arte industrial que precisa de equipos y técnicas para desarrollar sus contenidos.
Yo en cambio no preciso hacerlo, dependiendo de mi iniciativa en la intención de comunicar. Para los escritores siempre fue así. Nos basta el papel en blanco y una pluma para inventar un universo. Ahora ganamos tiempo con el ordenador.
Muy pocos libros de excelente factura vendí desde el 2008 pese a mi constante intervención cualificada en la red. Pero la gimnasia creativa ha mejorado esta performance literaria, que consolidó mi personalidad autoral, llevándome a disfrutar los mejores y más creativos años de mi vida.
Nuestro drama mayor (no el mío), muy observable en la red salvo contadas excepciones, es la pereza, basada en la pasividad del que recibe mensajes gratuitos sin voluntad para enriquecerlos mediante el intercambio de opinión. Ello demanda pasión por el compromiso, lo contrario de un conservadurismo y tacañería emocional tan poco enriquecedores. 
En el artículo citado, Peter sostiene que el Hollywood aquel de los grandes filmes no vuelve más, y acierta, señalando que hoy la industria imprime películas para niños, que serán futuros idiotas (esto lo digo yo con pesar). Donde sí se abren nuevas chances para la creación-agrega- es en las series de TV, a partir de "Los Soprano". Algunas muestras posteriores lo certifican. 
En el punto, llamo la atención sobre este otro campo, promisorio y fértil de las redes, primas hermanas del libro virtual no sujeto al mandato del papel impreso. Sus perspectivas son inmensas, pese a que algunos sociólogos las desestiman, caracterizándolas como "nuevo opiáceo" contemporáneo. 
Habrá de todo, como en todas partes. Sin embargo, las redes son ventanas al mundo, aptas para informarse sobre infinidad de cosas que desconocemos, sumando a la vez nuestros conocimientos y experiencias de forma instantánea. Para alguien que en el pasado no imaginó -salvando la Si Fi-, pudiera ser posible el fenómeno, el mismo deviene algo extraordinario. Una nueva "Lámpara de Aladino" de teclas y pantalla que ni siquiera se frotan para que el genio surja, ofreciéndote deseos constantes que sólo tu curiosidad, fundida a una firme voluntad de realización, podrá brindarte, mediante, claro está, el esfuerzo personal. Además, hasta cierto punto es posible influenciar el de otros. De momento, es lo que confirma el pobre uso masivo de las redes, contrariando mis más íntimos deseos.

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