Señora Krasnaya. Yo no soy trotskista. Sin embargo, comparto la visión que Trotsky sostuvo con documentados argumentos sobre el estalinismo. Usted menciona los logros de la ex URSS, no el de los millones de muertos que la burocracia soviética perpetró contra obreros, campesinos y opositores de izquierda. El Gulag, que reemplazó parcialmente las matanzas masivas tras la muerte del sátrapa, no es un invento de sus críticos, sino la realidad de un horrible régimen carcelario, que manipuló y explotó salvajemente a las masas.
La distribución del trabajo sucio entre las democracias occidentales, y Stalin con sus sucesores, se extendió a partidos locales y sindicatos, favoreciendo la emergencia de Hitler, afirmando a Mussolini, junto a la explotación asalariada en occidente, a través de partidos colaterales y sindicatos bajo su férreo control. El PC argentino de Codovilla y Ghioldi, fue especialmente colaborador de las fuerzas sociales más reaccionarias en España y Brasil. El primero, apodado "El banquero" era una pieza importante en el aparato universal del Komintern, participando activamente en la represión feroz de la izquierda española. Ghioldi era un delator, cuyos informes premió la dictadura populista de Gétulio Vargas, liberándolo después de su prisión, durante los ´30. En Argentina, el PC se opuso por la derecha a los planes sociales de Perón, aliándose a la oligarquía local; medida que hundió para siempre la formación, en beneficio del Estado Peronista y su burocracia sindical. Le recomiendo, señora, que rebaje los decibeles de entusiasmo por el estalinismo, aumentando su labor documental. Es lo que nos libera de cometer no solo de serios errores históricos. También mejora la vida personal.
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