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domingo, 31 de mayo de 2015

MUERTA LA JAURÍA, NO SE ACABA LA RABIA


Hay un interés especial del régimen, sus medios y formaciones, en culpar a la corrupción de los males nacionales, unida a la intención de que, una vez liquidado Rajoy, se terminan nuestros males.Sin duda, la corrupción desempeña un triste papel en nuestra ruina, presente y pasada, aunque no en exclusividad. La norma de Rajoy y su banda de ladrones y asesinos es robar a espuertas, pero en compensación, han ejecutado un libreto dramático escrito por otros autores, radicados en Berlín, Bruselas, las oficinas del FMI, y las grandes corporaciones bancarias, europeas e internacionales, valiéndose del Banco Central Europeo, imponiendo la obligación para los deudores de cumplimentar el déficit que ellos programaron, y el empleo de la siniestra moneda única, solo devaluable a efectos de conveniencia si los señores Draghi y Schauble lo resuelven. 

Rajoy, viejo político de larga tradición, se transformó en gauleiter local de estos intereses foráneos. De forma tal que, de poco valieron los once millones de votos confiando en sus promesas electorales.Solo útiles para incumplirlas todas, una por una, ejercitando una dictadura parlamentaria, brutal, y basada en reales decretos contrarios al interés nacional y social. Ahora, cuando sus compatriotas le dan la espalda, tras haber transformado España en un reino Bananero, endeudándolo y empobreciendo a sus habitantes hasta las cejas, se larga, hasta que otros, por ejemplo Albert Rivera y la derecha del PSOE, le tomen el relevo bajo la promesa vana de extirpar una corrupción inseparable del sistema,mientras la Europa Alemana continúa estimulando, desde su tinglado en el Parlamento Europeo, de mayoría conservadora y fiel a sus dictados, la ruina popular local. No negaré el hecho feliz de que Rajoy y los suyos abandonen, de momento, gobernaciones y consistorios, antes de la inmolación definitiva de la sucursal franquista del Reino. Hizo el trabajo sucio de manera ejemplar, dejando al país en cueros vivos y sangrantes, con tasas de paro y desprotección social incompatibles con ciertos grados de civilización. Pero me temo que, después de esa gestión devastadora, la inmediata caridad, bajo el formato de subvenciones oficiales, eliminando incluso parte de la corrupción-no su eje central- resulte insuficiente para cementar grandes cráteres sociales, a los que se se sumarán los pagos de la deuda soberana y sus intereses, cumpliendo un déficit que a Rajoy se le permitía soslayar con cierta levedad. De manera que, la pregunta que formulo ante tanto jolgorio de momentáneo alivio es: cuándo nos plantamos frente a esta Europa criminal y oligárquica, dando aire al valiente pueblo heleno? Entre los vencedores del 24M y los muchos que festejan esta pequeña victoria no veo flotando esta decisiva cuestión.

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