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jueves, 7 de mayo de 2015

CARNE DE HORCA



La encuesta del CIS, de resultados que favorecen el pulso inmovilista hispano, se realizó antes de que estallara el Caso Rato. No obstante, señala una característica que permanece inamovible:la sociedad española, como la mayor parte de la europea, es fuertemente conservadora. Esto explica el viraje capitulante de "Podemos", una superestructura política sujeta a la económica y social, con su retorno imposible al zapaterismo, y la penosa desunión de la izquierda. 
No es la nuestra una historia aislada de la deriva continental. El voto a Syriza en Grecia se produjo tras varios turnos de triunfo conservador. Casi en ruinas, hartos de la derecha tradicional, refrendada por el fracaso del reformista PASOK, y su quiebra absoluta, los sufragantes viraron, aunque los resultados prácticos del programa real no se vean con claridad, por la gravedad de la circunstancia que determina la presión del IV Reich y las grandes finanzas europeas. 
Si bien los destrozos sociales en España son monumentales, no alcanzan el listón social del conveniente hartazgo. La pesquisa del CIS así lo señala, por más manipulación habida en pesquisas, siempre favorables a quienes gobiernan. El PP cae, sin que Madrid y Valencia reaccionen repudiando a las horrendas candidatas del gobierno a las alcaldías respectivas. El ascenso de Ciudadanos fuera de Barcelona, donde excepcionalmente avanza Ada Colau, contra CIU y ERC, como fruto del hundimiento nacionalista luego del escándalo Pujol y los recortes de Mas,perpetrados con la complicidad de los independentistas, lleva a que Ciudadanos refuerce la marca blanca de la derecha en otras comunidades, como alternativa a un partido de gobierno corrupto e impopular, mientras el PSOE se reanima en términos generales, pese a sus contradicciones internas, favorecido por el auxilio de "Podemos", proyectando una insuficiente marca blanca del centrismo. El voto ciudadano de la clase media sobreviviente en la crisis, tan empobrecedora de estos años, se decanta por la tradición: otra manifestación de conservadurismo, basado en la ya vieja leyenda reformadora de los gobiernos socialistas. 
Mientras, gran parte del PIB se fugue por el desagüe del pago de la deuda y sus gravosos intereses a los bancos acreedores de Alemania y Francia, según prioridad constitucional convalidada por el PP y el PSOE, no habrá reformas sociales importantes y duraderas. La mayor parte de los votos en ciernes, convalidarán por fuerza mayor esta premisa destinando ínfimos presupuestos a la mendicidad disfrazada de reforma. 
Las razones de que bajen las tramposas cifras oficiales de paro, son los empleos precarios a tiempo parcial, favoreciendo la abrumadora inequidad social a espuertas, en un país con trece millones de pobres, parados y estafados, carentes de prestación y despojados de patrimonio y derechos democráticos, sin industrias o agro, ni proyecto alguno, como no sea el de la mano de obra barata favoreciendo el turismo. La resignación gana tramos en la sociedad, remisa a abandonar el paneuropísmo suicida. 
Por ello, ya nadie habla de revisar la deuda soberana, descartando la fraudulenta, ni de la República que fulmine al tramposo y cruel Estado Monárquico, salvo como propaganda histórica de imposible cumplimiento. Restaurar el otrora insuficiente Estado de Bienestar es la modesta quimera que ofrecen las izquierdas, incluida su ala socialista. En las presentes circunstancias, la economía, cuyo desarrollo siempre dependió de la financiación exterior, acentúa el raquitismo sin parar. Fue la soga del ahorcado al desplomarse la burbuja del ladrillo, y hoy aprieta el cogote patrio más que nunca, gracias a la UE, el Euro y las exigencias fiscales, nuevamente incumplidas, como es de rigor en un país rezagado, y lo que es peor, dependiente de que otros más desarrollados guíen su destino hacia el patíbulo, y con la cuerda cada día más ajustada al pescuezo.

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