Pese a
la continuidad en el propósito de un régimen y otro, el actual modelo
hegemónico alemán se parece más al del COMECÓN soviético que al nazismo.
La URSS estaliniana expoliaba en gran medida a sus satélites,
utilizando personajes vernáculos en el gobierno de cada país sometido,
sin emplear sine die al Ejército Rojo, salvo en destructivas ocasiones. Salvando
las armas y las invasiones territoriales imponiendo gauleiters o
"camaradas de origen proletario" fieles a Muscú, tipo Ulrich, Matías
Rakosi o Honecker, su correspondencia radica en el voto a personajes
siniestros, como los sumisos e incompetentes Rajoy o Passos Coelho.
Angela Merkel se crió en Alemania Este, que era una suerte de perla de
la corona del Imperio estaliniano, asimilando ella la cruza entre estalinismo y
religión luterana, luego aplicadas al neoliberalismo, en el marco
democrático conservador, sometido al voto. Pero en su concepción de
Europa, y ésta es una verdad palmaria, priman el dominio y los intereses
alemanes. Lo demás son gaitas.
Esta Unión Europea es una moneda
falsa por esa razón, probada en el abrumador empobrecimiento en estos
años de España, Grecia, Portugal, Italia, Irlanda y Chipre.
El
núcleo imperial y sus satélites pudientes someten mediante el BCE y el
Euro asimétrico, a los parientes pobres, imponiéndoles el pago de
feroces intereses por la deuda exterior devenida de sus préstamos
bancarios.
En el presente, Alemania se financia al 0%, mientras
los países del sur europeo lo hacen a tasas onerosas, que van del 3, al
5% anual. A España el artilugio le cuesta 40.000 euros anuales.
El
crimen del PSOE y el PP fue encadenar la Constitución al pago de la
deuda, por encima de sus intereses. La ceguera actual de la segunda
formación, la más rica y corrompida de este país, brinda continuidad a
la del PSOE en el poder, cuando la palabra "crisis", presentando signos
evidentes, no figuraba en las coplas y discursos oficiales. Más
incapaces y desnortados que los socialistas, la derecha gobernante ha
empeorado las cifras rematando lo que los otros empezaron, aprovechando
la previa despolitización social, sujeta al voto y ese adiós, muy buenas
de los turnos electorales.
Las históricas cifras de paro reveladas
hoy desvelan el fracaso de esta sujeción al BCE y el Euro; piezas
maestras de la dominación política alemana y nuestra destrucción
económica y social. No negaré los problemas que sugirían del abandono de
esta moneda, retornando a la propia. Pero serían momentáneos. De
momento, la deuda exterior se reduciría aproximadamente en un 50%.
La posterior emisión de moneda en un aproximado 30% por ciento
-realizada por Gran Bretaña, EEUU y Japón activando sus economías-
generaría inflación, aunque también capacidad de exportar, desarrollando
la economía y el mercado interno; cosa imposible e impensable en las
presentes circunstancias.
De continuar por este sendero, el tinglado
imperial se desplomará igualmente, con el Euro, el BCE y todas las
gravosas alquimias promovidas por el neoliberalismo. Terminar con esta
legislatura y su caducada mayoría absoluta, es imprescindible acortando
caminos. Tarea difícil, aunque no imposible.
Caso contrario, nos aguardan males muy superiores a los conocidos hasta hoy.
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