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sábado, 20 de abril de 2013

LA PATOLOGÍA DE LA MOVILIDAD GEOGRÁFICA


                         Bañez y Wert;  o la conjura de los necios.


La señora Fátima Bañez, presunta encomendera de la Virgen del Rocío e increíble titular de Trabajo en el Gabinete Rajoy, mencionaba "la movilidad geográfica" como panacea laboral para muchos jóvenes españoles. Facilitado por el siniestro sociólogo y ministro José Ignacio Wert al resto de iletrados camaradas de ruta, el término define la inmigración territorial desde una región o país, a otros lares. Si cualquier traslado dentro de un país presupone el cambio de vivienda y hábitos, el que nos lleva al exterior lo acentúa, hasta el punto de generar, en menor o mayor grado, la correspondiente patología. 
Sucede con cualquier especie animal o vegetal, y en otra medida con los seres humanos por lo que presupone un cambio de hábitos, desarraigo, y ruptura o distanciamiento familiar. No es lo mismo exiliarse por causas políticas que hacerlo por motivos laborales, en tanto y cuanto lo último parta de un equilibrio voluntario y la práctica del idioma vernáculo en la localización de destino. Pero los jóvenes, y no tan jóvenes españoles en paro de larga duración, no emigran por pura voluntad o ansia de conquista, sino compulsivamente y a menudo desconociendo otra lengua que no sea el castellano, en procura de evitar la miseria, o bien salir de ella mediante un puesto de trabajo en cualquier cadena de producción exterior.

Hay un precioso texto, escrito por Leon y Rebeca Grimberg, que "Alianza, libro de bolsillo" editó en Madrid, hacia 1984, titulado "Psicoanálisis de la Migración y el Exilio", que explica los riesgos o estragos psíquicos inherentes a los fenómenos migratorios y sus causales 
La patología de la movilidad geográfica está presente, tan luego, en los cuadros de conflicto más leves. Si a los que aquí padecemos agregamos la descapitalización juvenil, a menudo cualificada, que afecta a España, sumida en la encrucijada de esta brutal crisis, podremos evaluar la ligereza criminal de Bañez, Wert y los integrantes de este tenebroso Gabinete, desestimando lo que comporta forzosa huida, al tiempo que promueven la insinuada aventura romántica para cientos de miles, cuando no millones de ciudadanos. Es cierto que los más audaces emigran. Pero la consiguiente merma humana y productiva que sufre el territorio madre con cada partida representa una pérdida irremediable. Y este horrible Gobierno de gentes sin conciencia, hace lo imposible por no evitarla.

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