Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 23 de agosto de 2008

UN VIEJO Y GASTADO TANGO

Es el que pretende hacer bailar a los argentinos el filósofo, escritor, ensayista y guionista cinematográfico José Pablo Feinmann, mediante sus "Clases sobre Peronismo", obtenibles en Internet desde el sitio de Especiales en el diario oficialista Página 12.

Las ilustraciones aniñadas de Rep, seudo poeta de trazo agradecido y contenidos poco profundos a tenor de su baja densidad cultural y emotiva (le conozco en persona), vienen a hacer juego con las posturas de Feinmann; un admirador de Evita y Perón (en ese orden) cuyas muestras de simpatía orgánica con el matrimonio Kirchner le han convertido en pluma empolvada y favorita del poder.

No abundaré en detalles sobre las artes y mañas con las que este señor enaltece la memoria de sus viejos ídolos. Sólo diré que se basan en la torvedad e incompetencia de sus enemigos de entonces; no en crítica alguna sobre la defectuosa naturaleza populista y su inevitable vulnerabilidad.

Lo hizo mucho mejor Jorge Abelardo Ramos medio siglo antes desde posiciones trotskistas mechadas de nacionalismo.

Este escritor, historiador, editor y eje de varios partidos de vida breve sucesivamente autodisueltos, fue un funcionario del canallesco Raúl Apold, respaldado por el ex socialista y dirigente gremial Ángel Gabriel Borlenghi, longevo ministro de Interior durante durante el primer peronismo, y virtual capitoste funcionarial de su ala izquierda.

La colaboración de Ramos con el régimen desde las páginas del diario "Democracia" le valió el apodo de "cortesana roja", luego enterrado por los desmanes que el antiperonismo triunfante perpetró contra el equilibrio social alcanzado y el estado general de una economía ya dañada por diez años de prebendas, autoritarismo y corrupción.

Ramos, que entre 1955 y 1967 publicó sus tesis más brillantes -quizá las mejor redactadas que haya conocido la crónica histórica nacional en la segunda mitad del siglo XX- terminó sus días políticos como peón del nefasto Menem en México.

Hoy pocos le recuerdan. Quizá por que su marxismo in situ lo invalide. No obstante, mi buena memoria y una biblioteca bien abastecida me autorizan a comparar las divertidas y finas mordacidades de Ramos para con "la oligarquía, el imperialismo y la burocracia soviética", con las pálidas tosquedades de Feinmann.

Lo suyo es un viejo y gastado tango, que los veteranos en política conocimos mejor ejecutado. Lo hizo en sus restantes trabajos, en el tramposo filme sobre Evita, y lo reitera hoy desde el empeño cortesano.

Para el tosco ejecutante -suerte de tardío plagiario- , el Peronismo es la historia de una obstinación argentina.

Para mí, comporta el escenario principal de una vasta tragedia; en la que se incluyen, tanto sus enemigos de ayer y hoy... como sus actuales animadores...



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