Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 26 de agosto de 2008

LA MARCA DEL GENIO



En otras manos, Hangman´s House (La mansión del verdugo/1928) sería una cinta intrascendente. Bajo la mirada de John Ford se transforma en una prueba más de su genio dramático, de cepa irlandesa y rebelde.
Iniciado en el género western modelando los melodramas de aventuras ecuestres de Harry Carey, el maestro hizo carrera en la compañía FOX, imprimiendo guiones contemporáneos.
En La mansión del verdugo, rodada en los bordes del cine sonoro, retrata con luces y sombras la atmósfera violenta en la Irlanda de comienzos del siglo XX, encarnada en su vertiente cruel por un terrible juez de la horca (Howarth Bosworth), quien antes de morir de viejo y amargado en una sombría mansión, fuerza el casamiento de su bella hija (June Collyer) con un malvado aristócrata (Earle Foxe) contrariando el amor que ella siente por su joven enamorado (Larry Kent).
En auxilio de la pareja desembarca clandestinamente en la costa un maduro legionario (Victor McLaglen), proscrito desde tiempo atrás por los británicos (de ahí su enganche en la Legión Extranjera) y resuelto a vengarse del aristócrata, casado en secreto con una hermana suya a la que abandonó, provocándole el suicidio.
El personaje que encarna McLaglen viene a resumir las virtudes de la violencia en los rebeldes independentistas.
La resolución apocalíptica del filme mediando un incendio que devora la mansión y al virtual bígamo, seguida de un tiroteo entre el rebelde fugitivo y la policía forma parte del arsenal narrativo de Ford; supremo en los combates entre blancos y pieles rojas en Stagecoach (La diligencia) y Fort Apache (Fuerte Apache).
La calidad dramática de los actores que el maestro planta ante la cámara es la habitual. Destacan sin duda Mc Laglen y el viejo Bosworth. Foxe, Collyer y Kent cumplen; aunque ninguno de los tres sería figura en las décadas siguientes.
Es probable que con el tiempo uno deshilvane en la memoria el argumento de esta historia entre buenos y malos, donde triunfan el romance y la justicia.


Lo que no podrá olvidar ningún cinéfilo que prefiera el arte a la basura, es que esta obrita menor, marcada por el genio y prácticamente desconocida en España, la imprimió hace ochenta años John Ford...

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