La evidencia del respaldo que el PNV y la ex CDC catalana a Rajoy, apoyando con diez votos la candidata a presidir el congreso refrenda lo que determina la lucha de clases: unión de los que respaldan la política asesina del PP y sus planes subordinados a Bruselas y Berlín. Han sido Artur Mas y los suyos fieles continuadores de los recortes sanitarios y educativos, sumergiendo en la miseria a muchos catalanes, mientras la familia Pujol se enriquecía a espuertas sin ser debidamente enjuiciada y condenada. El reclame independentista fue una huida hacia adelante, que para el PP carece de importancia a la hora de pactar el nuevo-viejo poder. El caso del PNV es algo más complejo, a las puertas de nuevas elecciones con Podemos como rival. Igualmente, siempre fue el partido de la derecha vasca, dada a pactar, tanto con el PSOE como con el PP durante la alternancia dominante de los dos grandes partidos de la oligarquía local. Ciudadanos, cuya razón de ser es la unidad centralista y funcionarial de España, negando de hecho las autonomías, amenaza con dar la espalda a Rajoy de ser esto cierto. Saben de antemano que lo es, tanto como devienen los vaivenes de Rivera y sus pocos votos, demandando la solución compensatoria de sillones en el Congreso y más allá. Ergo, tragarán lo que sea. La burguesía y la extrema derecha no deben temer que Pedro Sánchez aproveche la circunstancia para dar el sorpasso a la investidura de Rajoy sumando cifras monclovitas con sus pares reformistas y las fuerzas soberanistas. Bastante tiene con su aciago destino y falta de preparación política y personal que le acompañan el penoso derrotero, favoreciendo de hecho la Gran Coalición. Quizá tenga la posibilidad de abstenerse frente al PP, cosa que hizo pactando una investidura imposible con Rivera destinada al fracaso. Pero su oportunidad caducó, y con ella el cargo actual, finiquitado por los zarrapastrosos barones. La estrategia de Podemos continúa su derrotero errejoniano pequeño burgués, una vez fracasada la investidura congresual de Javi Domenech. En crisis identitaria, ellos y la IU frentista de Garzón eligen constituir una oposición patriótica de izquierdas, sin perder las esperanzas del pacto con el PSOE.
A pesar de que la derecha siga adelante con sus planes de continuidad, los próximos recortes ordenados por Bruselas auguran un frío invernal para quienes gobiernen en España. Parece evidente que una parte importante de los españoles deja a catorce millones de parados o precarizados en la cuneta. Calcando a Syriza, los políticos de Unidos Podemos cumplen ese infame protocolo, hasta que, de continuar por este sendero, emerjan a su izquierda nuevas fuerzas políticas y sociales, todavía contenidas en el interior de esta crisis gigantesca que vive Europa.
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