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jueves, 7 de julio de 2016

EL DESDOBLAMIENTO


Uno de los ensayos más interesantes escritos en España, fue un best seller, titulado "La ambición del César", sobre Felipe González, por entonces líder perpetuo para la mayoría de votantes españoles desde 1982.La presidencias de González desvelaron poco a poco sus rasgos cesaristas, mezclando ambición, crueldad y rasgos absolutistas, que luego darían lugar a grandes corruptelas de Estado, y crímenes políticos, perpertados contra militantes vascos. Conocido como "El señor X" manejando estos hilos desde la penumbra y las alturas, varios de sus colaboradores fueron encarcelados.José Luis Gutiérrez y Amando de Miguel no volvieron a reeditar aquel suceso combinando sutileza y datos íntimos muy precisos.Felipe amaba los bonsáis, plantados en La Moncloa como Soraya Sáenz de Santamaría por Mariano Rajoy. ETA y sus crímenes de entones lo tenían a maltraer, a punto tal que sentenció ante el periodista Pedro J Ramírez: "Los vamos a matar!", que era algo así como anunciarlo a viva voz desde las montañas del Tirol. Fue él quien inició la desindustrialización de España, abriendo la puerta a las privatizaciones posteriores de José María Aznar y el Partido popular.También incorporó de lleno el territorio a la Unión Europea y la OTAN, mediante referendo. De aquella época datan los lazos con el gobierno venezolano y el empresario Gustavo Cisneros, a quien prácticamente obsequió él "Galerías Preciados", joya que integraba el botín expropiado al millonario ladronzuelo Ruiz Mateos por su ministro de economía, autorizándole un fabuloso negocio de venta posterior. La asesoría del no menos corrupto Carlos Slim, una de las grandes fortunas del planeta, mientras México, su tierra natal se hunde y criminaliza, reconoce esta previa tradición, garantizada por un suave descenso a los infiernos. 

En realidad, los lazos del PSOE con poderes extraterritoriales se originaban por la financiación alemana del partido socialdemócrata de Willy Brandt, producida en simultáneo a la renunciación del marxismo como credo. Los estrechos contactos con los sucesivos embajadores norteamericanos fueron el otro lazo de cuerda, indispensable en el Continente. Ya fuera del poder, González, que durante sus presidencias supo navegar en el yate de Franco, se convirtió en lobista, capitalizando contactos con fortunas de todo pelaje, integrando luego consejos de administración y cambiando hasta de mujer, mientras su extrema vejez cascada lo volvía irreconocible. Su aspecto de hoy dista de aquel joven sevillano sonriente para los carteles que prometía cambiar España. De hecho lo hizo, defendiendo su obra con la saña que se le conoce en los últimos tiempos a este heraldo a ultranza del Estado Monárquico y las oligarquías, herencias del pasado que ayudó a consolidar desde el poder y el llano. 
Cierro este comentario con la escena del asesinato de Julio César por Bruto y sus conspiradores, bien retratada por William Shakespeare. "Et tú, Bruce", farfulla el acuchillado César con la túnica anegada en sangre. La diferencia con el conspirador fascista de hoy y el socialdemócrata de ayer, radica en su propio desdoblamiento a la hora de la traición final.

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