Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 3 de julio de 2016

CARTONES PINTADOS



Ciudadanos es un partido antidemocrático desde que vio la luz, diez años atrás. Lo fundaron personajes siniestros como Arcadi Espada, Horacio Vázquez Rial y etc. Ex socialistas y algunos peperos, gastados por el tiempo y la impostura intelectual, como Francesc de Carreras, el payaso Boadella y otros, reclutados en los arrabales de la política, integran sus filas. El cometido principal era volver al centralismo franquista negando la existencia de un Estado plurinacional, resistiendo a la vez los avances territoriales de la izquierda. La rebelión independentista en Catalunya les puso de moda, gracias a los medios que instrumenta el sistema. Su líder, Albert Rivera, es el invento típico de la reacción actual. Joven, incoloro, manifiestamente histérico y buen aprendiz de libretos que otros poderes redactan, atrajo a sectores marginales del PP y el PSOE. El fallido pacto con Pedro Sánchez clonó este tipo de liderazgo, unificándolo sin reforzarlo. De poco les valió. Ambos personajes me recuerdan al mexicano Peña Nieto y al catalanofrancés Valls. El cánon es éste, y el invento está destinado al fracaso, allá donde rija. Reemplazar un programa social por otro de esta clase, hecho a la medida de las oligarquías y sus poderes económicos, con predominio de la imagen y las sonrisas plastificadas, no garantiza longevidad. Sirve para ciertas coyunturas, impresionando a los white collars de la clase media profesional. Hoy, Ciudadanos y el PSOE están a la baja. Los primeros parecen condenados a extinguirse, mientras ofician de comadronas del PP y la Gran Coalición. Los socialistas, con más tradición y aparato, permanecerán un tiempo más, antes de desaparecer barridos por el progreso.



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