Dilma y Cunha:Un pico entre canallas.
En Brasil, víctima de calores veraniegos, que se presume, sean los más intensos de las últimas dos décadas,y con el precio de la energía en alza incesante, se abre una investigación sobre 26 políticos propietarios de radioemisoras. Me dice María Aparecida: "Otros son médicos o invirtieron en clínicas privadas y hospitales. Así murió la Seguridad Social en este país".
La escalada tipo Marabunta del poder por parte de ministros, congresistas, diputados y senadores sobre la sociedad, provoca escalofríos.La clase política, corrompida en su mayor porción, se cree dueña del destino nacional. La impunidades, especialmente prohijadas desde el El Planalto no cesan. A cambio, el todopoderoso jefe de los diputados invalida desde la cámara el impeachment presidencial. Cunha, delincuente público internacional, caerá, sin duda alguna, pero el putrefacto aroma de una clase política oligarquizada se expande por el territorio de este País Continente, en momentos de crisis, agravándola.Las pestilencias de Petrobrás y el Lava Jato son homéricas. No es casual que Collor de Mello, ex mandatario expulsado del poder desde hace años, sea un senador corrupto, en activo por el PTB (asociado al PT), y propietario de una de las emisoras investigadas. El ruinoso panorama dibuja malos tiempos para una República Federativa de cifras que retroceden en todos los ámbitos, víctimas de la caída de las commodities y la desigualdad social, hasta las nefastas épocas de Fernando Henrique Cardoso. Este anciano disfrazado de joven eterno y enemigo jurado de los pensionistas( a los que calificó de "vagos" en su momento), celebrado hoy por esa clase política como uno de los padres de la modernización, y partidario de que Dilma, o "Dilminha (según ella misma),"que asegura vivir "en paz y amor", continúe destruyendo neoliberalmente las conquistas del pasado, cuando las materias primas le autorizaban, bajo el patrocinio de Lula Da Silva, algunos programas sociales, hoy recortados. camino al polvo de los caminos mal pavimentados. Eso sí, a ritmo de Samba.
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