La extraña muerte del fiscal Alberto Nisman, encargado del caso AMIA, y acusador contumaz de complicidad objetiva a la presidenta Cristina Kirchner con aquel terrible atentado, ocurrido durante la era menemista, articula un rompecabezas que integra al Mossad, el CIA,Washington y los opositores de derecha en la Argentina. Muerto en el cuarto de baño por un balazo en la sien, los forenses no hallaron huellas de terceros. Empero, partidarios de la oposición ya se manifestaron en las calles con carteles que rezaban "Yo soy Nisman". Este jurista vivía en el lujo, se codeaba con el jet set y frecuentaba la embajada de los EEUU. Su probable suicidio recogía previas muestras de un permanente desequilibrio mental. "El País", desde un editorial propio de Antonio Caño, y concordante con la campaña que, sin duda alguna financian los Fondos Buitre, su director, titulaba "Muerte en Buenos Aires" el suceso,mientras los quintacolumnistas del diario "La Nación" no paraban de derramar tarifadas lágrimas de tinta, y las cabezas de los partidos de la derecha asentían cariacontecidos, ante lo que se propagandiza como un crimen de Estado, en un año electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario