LUIS BÁRCENAS O LA FÓRMULA DEL ÉXITO

     

  Desde la videoconferencia, a punto de salir del trullo.

Salió del trullo con gesto vencedor, tras la videoconferencia judicial en la que apareció hecho un dandy, de sobrio terno y corbata bien ajustada al tono, en reemplazo del nudo corredizo que, según muchos se merece. 

Todo él semejaba preparado para salir del tinte o un salón de masajes, en vez de la cárcel. Más inteligente y sutil que sus ex colegas de partido, gastó ironías destinadas a un Mariano Rajoy elemental, burdo y torpe. El partido de gobierno se ha caracterizado por reunir ejemplares semejantes al jefe del ejecutivo en todos sus estamentos.La omnipotencia de gastar mayoría absoluta en todo el territorio hizo el resto. Jamás, desde los tiempos de Franco, se ha visto semejante tropa,prepotente y cavernaria en el poder. Los modales grotescos del gabinete, las cortes, gobernaciones y alcaldías, parecen arrancados de una mala película de clase B. Los delirios de grandeza de un conglomerado que hizo de España su cortijo privado durante estos tres años, destruyendo en favor del privilegio el previo equilibrio social, fue nutrido por el asalto al Estado y sus instituciones. Su naturaleza corrupta hizo historia. 

Luis Barcenas fue el dueño virtual de los caudales en esta banda organizada, continuando la tradición que acompaña al Partido Popular desde su fundación, mediante tesoreros que recaudaban para la corona, cobrándose unas gabelas. Pero al revés de Rosendo Naseiro y Álvaro Puerta,no gastaba esos modales toscos, propios del legado franquista y el origen plebeyo. Actuaba a lo grande, y era temido por subordinados y colegas de inteligencia y carácter inferiores. En ello y su pericia contable basó la enorme fortuna, acumulada durante años por este montañista y viajero. Un bon vivant fiel a su mujer y circunspecto en sus vínculos sociales. Su ladina estrategia operativa le permitió acopiar pruebas letales contra cualquiera de sus enemigos partidarios.Parte de ella vio la luz, aunque este abogado del Estado guarde en la recámara, otras capaces de volar la sede de Génova y el partido para siempre. 

Hace unas horas comparé el personaje a John Gotti, el elegante capomafioso made in USA. Pero este otro no huele a macarroni emergente de los barrios bajos, pese a que la corrupción de ambos sea la misma de fondo, aunque no lo sea de sangrienta forma, ni Bárcenas, estrella oculta de la Trama "Gürtel", sea capo de su ex mafia.

Todo el tardío esplendor del huésped de Soto del Real, conservado durante los diecisiete últimos meses y visible en sus recientes imágenes, se disuelve al instante, cuando le comparamos con los millones de parados, desahuciados y emigrados forzosos que luce esta España actual. El país más desigual de la Europa mercantil, a la que sirve, sirvió y servirá, mientras conserve el poder esta fábrica de ladrones faltos de escrúpulos, ponderada por la señora Merkel, el FMI y Washington como "gran hacedora de los deberes", que corresponden a los deudores del sur. Condenados al hervor agusanado en sus estamentos políticos, de derecha a izquierda, empresariales de todos los tamaños y, hasta sindicales. Luis Bárcenas encarna a su élite más burguesa, respaldada por principios sociales que ponderan el beneficio en detrimento del equilibrio social. Los sesenta millones de euros que permanecen ocultos, quién sabe dónde, y le pertenecen total o parcialmente, desvelan el éxito de la fórmula.