Alguien duda de las cuentas pendientes que Washington, los Buitres y ciertos jubilados del aparato represivo guardan para con la República Argentina y su actual gobierno?
El CIA opera, con prisa y sin pausa, alentando a franjas opositoras y asesinos profesionales puertas adentro, buscando derribarlas a cualquier precio, para que retorne gente de confianza: los Macri, Massa, el conglomerado radical sin norte, la descarriada Carrió, Duhalde, el socialismo de lustre para ricos y acomodados, y todos los demonios, patrocinados por "Clarín " y "La Nación", con sus papeles sucios que tapan el sol de las mañanitas criollas, inundándolas de veneno impreso, junto al batifondo de radios, tevés y lacayos mediáticos.
Se trata de volver a los tiempos de antes. Los del viejo orden criollo. El desmemoriado del Punto Final, sin hijos ni nietos devueltos, o pistoleros de uniforme engaryolados. Pero sobre todo, al país sometido a las relaciones carnales del neoliberlismo voraz con el amigo americano. Nisman, el pobre diablo, era carne de horca. El clásico trepa dispuesto a jugar con una tragedia que enlutó al pueblo argentino, con tal de hundir de una puta vez una política internacional independiente "cubriéndose de gloria, cuál premio a la victoria".
Mediante otra campaña mugrienta lo intentaron con Dilma (espiada por el CIA) en Brasil, sin servirle ningún fiambre. En Buenos Aires lo necesitaron por que la sangre ensucia más.
Y creo que, como aquí,donde yo vivo, fracasaron, donde viví tantos años sin que, salvo cierto gobierno popular, nadie respetase el Estado de Derecho, se atrevieron. Ahora se respeta en este, y muchos apartados. Por esa razón, se trata de poner el hombro y acabar con los avances en derechos humanos y equidad social, aunque falte mucho, mientras en EEUU y Europa (presa de sus viejos fantasmas) se trabaja para pisotearlos en nombre del libre mercado y los paraísos fiscales.
Sus medios informativos, una vez acallados los ecos de crímenes yihadistas, vuelven a clamar justicia para el muñeco roto, otro juez que en el Cono Sur los llenó de nuevas esperanzas, truncas tras el fallido de Griesa.
Aunque desde el despegue del plan, sus estrategas eran conscientes de quién era Nisman, y las nubes de humo que cargaba su acusación, tornándola inviable.
La solución final fue un plomo en la sien y el martirologio. El plan fracasó. Al fin y al cabo, el susodicho letrado "no fue guerrero ni murió lleno de honor", según deletreó Discépolo, en un fragmento del viejo tango que la realidad criolla actualiza.
Era un mandado de uso descartable.
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