Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 9 de enero de 2015

ENCENDER LAS LUCES CRÍTICAS



Desde que vivimos en Rio de Janeiro, cumplido el año el pasado cuatro de diciembre, he escrito tres nuevas novelas, dinamizando mi blog, merced a la inapreciable colaboración técnica y literaria de mi esposa. De residir en España, esto hubiese sido imposible. En Brasil, con todo el ajuste de cuentas que aún se guarda con la pobreza-aunque el país abandonó ya el mapa del hambre- se respira una atmósfera de libertad y derechos democráticos como jamás conocí en mi larga vida. 

En la tierra que me vio nacer, a la que retorné, ya maduro (por suerte no me educó el franquismo), siempre viví un doble vínculo entre la verdad oficial y el silencio, impuestos forzosamente por las reglas del juego y la desmemoria histórica. Con el abstruso desembarco del gobierno Rajoy, toda la basura acumulada durante la Transición subió a la superficie, anegando una sociedad reducida al sufragio. Cuando a mi esposa, por ser brasileña le negaron la residencia, aduciendo que mi pensión era insuficiente para cubrir gastos sanitarios, convinimos que había llegado la hora de partir. Fue un exilio con posibilidad de elegir. Hay muchos que no pueden hacerlo. Por ejemplo, mi familia en 1948, que al fin lo consiguió emigrando a la Argentina de entonces tras muchos avatares.
No obstante, en mi caso, la elección no fue olvido. Por el contrario, luchar por el imperio de la justicia, allí donde he vivido, significa hacer llegar a quienes no disponen de medios técnicos de expresión, la que cabe a las gentes honradas y laboriosas, hoy oprimidas y despojadas de derechos sociales, vivienda, salud y trabajo digno en España. Yo no soy político profesional, solo escritor. Estos son mis límites, aunque sé aprovecharlos, encendiendo luces críticas, entre las densas sombras de una cultura política y social, decadente y criminal. Quizá pocos las sepan ver, pero con hacerlo me basta.

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