Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 20 de mayo de 2014

SEÑALAMIENTO



Aclaro mi abstención. Es estrictamente destinada a estas Elecciones Europeas, en las que no creo. No a todas. Con estas, de momento se arrojaron al cubo de la basura en sus prolegómenos trece millones de euros. Parto de la base de que cualquier cambio en las presentes circunstancias, tan dramáticas para las mayorías de europeos en el Sur y el Este no pasa por esta farsa.
El mismo si cabe, se hará desde dentro de cada país, desarrollando el programa justiciero, reparador de incesantes destrozos, mediante un potente Frente Social. Las alianzas externas de organización continental con tal fin, no pasan por generar nuevos privilegiados.Tal es el rastrero plan contaminante y envilecedor de los que hoy mandan en el Continente, reforzando a una superestructura que sirve al capitalismo neoliberal de las finanzas y los imperios. Estas urnas pretenden convalidar sus negocios corruptos y expoliadores, alzando una pancarta democrática vacía de contenidos sociales.
Por más que los candidatos de la izquierda paralamentaria se comprometan a combatir por un cambio en las reglas de juego, serán inoperantes, o bien, resultarán doblegados por efecto del desánimo o la vida fácil. Ese Parlamento de Bruselas de estructura elitista y plagado de lobis, responde a los intereses de la derecha continental. Al igual que el BCE, el Euro y todo el andamiaje político y financiero que hay detrás, respaldándolo. El poder económico de Alemania, Francia y sus aliados fronterizos al norte, es hegemónico, y sólo compatible mediante la subordinación a esos intereses dominantes. No ha lugar otra providencia que servirlos pagando deudas, la mayoría tan fraudulentas como sus draconianos intereses, o nada.
Lo siento, señores, no voy a entrar en ese tiovivo chantajista de los miserables. Que lo hagan quienes creen en los milagros de la Virgen del Rocío, confundiendo las churras con merinas, o la democracia con un protectorado en el que se reciben órdenes, y a la chita callando...

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