Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 24 de mayo de 2014

LA PRERROGATIVA.



En pocas horas los españoles votarán candidatos al Parlamento Europeo. Lo del voto es un eufemismo. Primero por no ser obligatorio. Segundo, porque según las encuestas a pie de calle, el 60% nos abstendremos. A los políticos no les importa. Ellos se arropan en la Ley que ampara esta elección validando los resultados, aunque redondeen un 40% en el total del padrón. Los elegidos, a forrarse.Y héte aquí a los dos principales partidos, junto a sus colgajos de derecha e izquierda, haciendo como quien no ve la debacle, en esa penosa disputa de los votos míseros. La gravedad de la situación no puede ser mayor. Sin embargo, no se les cae la cara de vergüenza por el descrédito que supone para esta democracia que, a pesar de las apariencias no es tal. Porque, para que lo fuese, debiera imperar la conciencia cívica, junto a un grado apreciable de equidad social, y esos valores escasean en España. Al menos, hasta el saludable extremo de poner la casa en orden, disciplinando a sus políticos, o generando otros que representen un cambio cualitativo real. Significa esto una revolución? Sin duda alguna, y menos pacífica de lo que muchos desearíamos. 

En las tertulias de radio y TV advertimos la profunda sumisión de la izquierda a los dueños de este circo local y europeo. Idem en la prensa virtual, su refugio de hoy. Desde los de Izquierda Unida o Plural, Podemos, y los francotiradores mediáticos del área, se rinde culto a formas democráticas inexistentes al polemizar gentilmente con miembros de la derecha, política o mediática. Cuando en estos momentos el genocidio brutal, aquí y en toda la franja sur del continente, se desarrolla según lo previsto y ordenado por Berlín, Bruselas y el FMI, a los viejos políticos del pasado. La falsedad torticera y miserable, de que un masivo voto de la izquierda pueda cambiar las tornas europeas, es de manual. Aquí, señoras y señores, mandan los grandes bancos y empresas, junto a los financistas, que esta fase del desarrollo capitalista horneó en sus fogones durante los últimos cincuenta años. Si sumamos los trece millones que costaron a los españoles estas elecciones, a los doscientos mil que se embolsaron los bancos y la corrupción local en los últimos dos años, mas los setenta mil del fraude fiscal constante cada ejercicio, por parte de las grandes corporaciones,estafas plasmadas bajo la mirada benévola del PSOE, PP y sus respectivos gobiernos, tendremos una idea aproximada de lo que se perpetra contra los asalariados y pequeños empresarios, o trabajadores autónomos. Sin contar, claro, que el Estado asume la deuda privada, transformando gran parte de la misma en pública. A esta altura del siglo XXI, somos deudores de una inmensa fortuna impagable. Ellos y nosotros lo sabemos. Pero mientras tanto, la transferencia de recursos de las colonias a las metrópolis continúa imparable, enterrándonos más y más en el Tercer Mundo.
Alguien en su sano juicio cree que unas papelinas sumergidas en la raja de cada urna van a cambiar este cuadro dantesco en nuestras sociedades de exclusión social? Si así lo considera que vaya y vote. Terminará almorzando en Cáritas, como millones de compatriotas lo hacen ya. El suicidio, legal o no, continúa siendo una prerrogativa que cada uno elige o rechaza. Cancelado el aborto democrático, es una de las pocas que nos van quedando.

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