Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 18 de mayo de 2014

LA DIGNIDAD



Amplio revuelo por el previo crimen y las brutalidades verbales, tan manifiestas del señor Arias Cañete en el debate televisado con Elena Valenciano. En realidad, el crimen de la funcionaria pepera es uno de tantos que se cometen en el mundo con alarmante frecuencia. La deposición del exministro y cabeza de lista del PP en las Europeas, es marca España. No exactamente la que pregona el señor MarCallo, aunque igual de vetusta, arcaica y reaccionaria. Integrando la misma filosofía, centra su eje en el ninguneo de la condición femenina. La proyectada ley del aborto no la redactó Cañete, pero la desea, como casi toda la plana mayor del gobierno y su partido. Lo que se intenta por todos los medios posibles, es sembrar de indignos el territorio, en base a devaluarlos salarialmente bajo amenaza de despido, o arrancarles la dignidad mediante un paro de larga duración a palo seco. Cuando muchos periódicos del Europa y el planeta, se preguntan el porqué de tanto aguante local ante estos corruptos y miserables, la respuesta llega desde la miseria creciente, refrendada por la humillación constante, a la que son sometidos y acosados por todos los medios posibles millones de ciudadanos. Aquel "Qué se jodan", tan canalla de Andrea Fabra, es la filosofía política y empresarial, destinada a amasar más fortuna y privilegios, machacando el honor de las gentes para extraer beneficios de una población atrapada entre dos fuegos, por la encerrona del pasado y el rampante paneuropeísmo de la UE. No es una mera conjura local. Tienen el respaldo de Bruselas, París, Berlín, los tiburones de Wahington y Wall Street, sus aliados periféricos y los organismos internacionales. El diligente Parlamento Europeo y sus bienpagos señoritos, gorilas y comparsas lobistas, refuerzan este círculo de fuego; radiante aro claustrofóbico por el que son forzados, a saltar (y si te quemas, te jodes, según el Canon Fabra) para sobrevivivir, hasta que el cuerpo aguante. El millonario imbécil que hizo el burro la otra noche ante la tan modesta y poco creíble Valenciano, recomienda comer productos caducados para que nos degrademos más, o crepemos de ser posible. Y cada día nos lo facilitan. 

Las mujeres ya cobran, de entrada, menos que los hombres por sus labores. El código machista en las sociedades del siglo XXI, sobrevive gracias a ello. Gallardón, Arias Cañete, Rajoy, Wert, Mato, Bañes, Cospedal, Santamaría, el resto, y hasta las obedientes féminas del gobierno o del partido al completo, distinguen entre ricos y pobres mirándose el ombligo. Para lo demás, invidencia absoluta. Por ende, esta gentuza le chupa la sangre a todos sin distinción de sexo; de ser posible extraída hasta la última gota. 
Llevarnos a la indignidad favorece extraordinariamente el tinglado al ahondar la depresión personal y familiar, restando ganas de combatir por un mejor presente. Igualmente, estos indignos del privilegio, también favorecedor en sí mismo de otro tipo de indignidad, insisten en su táctica liquidadora. En el fondo nos temen. Su singular síndrome totalitario conlleva el miedo a perderlo todo. Esa indignidad no la acreditan quienes todo, o casi todo han perdido. 
Ahora, resulta que nos dejan tan sólo la capacidad de votar, en la ocasión, para que todo siga igual. Si más o menos el 60% va abstenerse de llenar urnas con papelitos, no será fruto de la depresión, sino más bien del hartazgo ante tanta mugre junta. Probablemente en las Generales se acentúe el síntoma. Nuestros políticos se lo ganaron a pulso desde hace añares. 
De momento, las estimaciones de sufragio indican el derrumbe de los otrora grandes partidos junto a la emergencia de otros menores, de izquierda a derecha. Entonces llegará el momento de la balcanización política y su praxis ingobernable de este país. Un paso más hacia el abismo? Quizá, depende del grado de dignidad y rebeldía que guíe la conducta ciudadana de los españoles.

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