En el mundo moderno el pulso moral de un país lo proyectan sus
medios. En España la degradación televisiva viene de lejos. Los años 90
fueron pródigos en corruptelas que las estaciones reprodujeron en sus
contenidos. No voy a recordar infames espacios del pasado. Para el
presente, bastan y sobran los de Telecinco, franquicia de Silvio Berlusconi, transformada en usina de
indecencias y morbideces desde los mediodías; una avanzada de puterío
con "Hombres, mujeres y viceversa", alcanzando su diverso climax de
sadismo y pleitos varios desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de
la noche; viernes incluidos a partir de las veintidós horas mediante la infumable "Sálvame"; más algunas
trasnoches y la víspera del sábado, donde el morbo se suaviza, mediando
"El Gran Debate", sin desaparecer. Sus equivalentes políticos, son en el papel "La Gaceta"(de radio y canal "Intereconomía", nostalgiosos del franquismo), "La Razón", financiado por el Gupo Planeta respaldando al Gobierno de Rajoy, el "ABC", tan reaccionario como siempre, seguido por La "Cadena 13" y la radio "Cope" de los obispos, y los periódicos "El Mundo" dirigido por el amarillo Pedro J. Ramírez, o los del Grupo "Vocento". Desde Barcelona, "La Vanguardia" responde al del Conde Godó y el Gobierno reaccionario de la Generalitat. Disuelta "Libertad Digital TV", propiedad de Federico Jiménez Losantos, este venenoso precursor de la extrema derecha en la radio y la prensa, se integra al Grupo Intereconomía", conservando posiciones en su emisora de "Radio Es".
En manos de Rajoy y su gavilla, RTVE extravió su cierta pluralidad informativa. Su desplome en las audiencias resulta acorde con la forma de gobernar del Partido Popular. En medio de esa atmósfera de crisis social y económica, el horizonte de los medios equivale a una larga noche de niebla.
Por ello, en las tertulias asoman la cresta centristas blandos, fraternizando con derechistas cavernarios e izquierdistas parlamentarios o conexos. En los canales "La Sexta" y "La Cuatro" se observa una mayor relajación censora y críticas, abiertas hacia la derecha en la primera, sin cruzar ciertas lineas rojas. En cualquier caso, la pobreza de los contenidos es proverbial; destacando sobre todo en la prensa escrita y los artículos de opinión, a más de la consabida mezcla "democrática" entre tertulianos o articulistas de derecha e izquierda "light", fruto no caducado de la "Transición". Por último, "El Periódico", editado en Catalunya e influido por el PSOE y su rama catalana, defiende estimaciones socialdemócratas de baja densidad, acordes con la brutal debacle partidaria.
Sólo "El País" en la prensa diaria conserva posiciones de crítica con cierta dignidad informativa y calidad, mientras el desaparecido diario "Publico" reaparece en clave virtual, sumándose a esa línea otros medios de reciente creación. No obstante, si sumamos espacios impresos, radiales y televisivos, el avance de la caverna mediática se aprecia notable. España no ha despertado aún de su peor pesadilla en los últimos treinta y cinco años. Y da la sensación de que esto va para largo...
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