Catorce años de Hugo Chávez en el poder
cambiaron el rostro social de Venezuela. Los que le acusan de haber
partido en dos el país ocultan, sin embargo, que la división ya existía
entre ricos y muy pobres, maniatada por un injusto sistema oligárquico de
reparto de poderes y regalía petrolera entre dos partidos corruptos. Al igual que otro oficial del Ejército, Juan
Perón, abanderó a los últimos, repartiendo beneficios mientras
privilegiaba a una nueva élite de poder militar y funcionarial. La
cierta fusión con Cuba se reiteró en la
oleada de gobiernos nacionalistas que sentó sus reales en Latinoamérica,
sin llegar a sus extremos de presunta hermandad ideológica, desmentida en los hechos. Chavez
ganó referendos y elecciones, conjurando un golpe de Estado patrocinado
por la oligarquía nativa y el Departamento de Estado. El registro
populista enfervorizó sus votos y desvertebró a los opositores. La
democracia se mantuvo devaluada por la necesaria cuota de enfrentamiento
y confrontación con los EEUU y sus amigos, internos y externos, entre
los que se contaban matarifes como el difunto Gadaffi, y El Assad o
Ahmadinejad en la actualidad. Su muerte llega en medio de dificultades
económicas y el cierto vacío de liderazgo, sembrando una leyenda de
incierto destino y probables divisiones intestinas del conglomerado de
poder. El índice de criminalidad social y corrupción funcionarial son
elevados en Venezuela, así como los privilegios de casta en los núcleos
dominantes. Es probable que la llamada Revolución Bolivariana atenúe sus
bríos, una vez desaparecido el Líder. El personalismo egocentrista y
mesiánico de Chavez era único e irremplazable. También su prestigio en
el área continental, precisada de corregir desde el imaginario las desigualdades sociales que aún perviven en su mayor porción territorial Quizá su desaparición tras la larga batalla contra
el cáncer coincida con los dramas de la economía local, basada en una
renta petrolera que autorizó el experimento, dando oxígeno al mortecino experimento de los hermanos Castro.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario