Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 17 de marzo de 2013

EL VALOR DE LA ENTREGA DESDE EL NAUFRAGIO


Cuando pensando y escribiendo te avanzas a tu tiempo, te queda un sabor amargo de boca, por una razón. Una sola. Si es maestro quien enseña a mirar y ver, la falta de alumnos aplicados neutraliza esa entrega, reduciéndola a  montañas de polvo, que quizá sólo el tiempo restaure en sus contenidos.
Ayer en "El País" , sección "Babelia", Alberto Manguel glosaba sobre José Bianco, estimable escritor y jefe de redacción de "Sur" entre 1938 y 1961, mencionando un renacimiento intelectual de importancia tras la caída de Perón, en 1955.
Manguel sitúa el límite del fenómeno en 1966, calendario en que la dictadura de Onganía asaltó la Universidad. Nada de esto es exacto, porque, en primer lugar, buena parte de los intelectuales que habían criticado el peronismo pasaron a revisar sus virtudes sociales ante los desmanes perpetrados por los vencedores y sus políticos amigos durante los siguientes dieciocho años. De manera tal que, ese "Renacimiento" que refiere Manguel, se prolongó hasta bien entrados los años ´70. Por ello, buena porción de las 30.000 víctimas, de la última y más feroz de las dictaduras en la argentina fueron escritores, artistas e intelectuales, comprometidos con su tiempo. Otros emprendieron el exilio y algunos, como quien escribe, se salvaron milagrosamente. Yo pertenezco a esa generación, formada en la escolaridad gratuita, el acceso al bachillerato, y luego a la Universidad.
Si bien empecé a escribir en los años ´90 desde territorio español, mi formación, de mixtura criolla e hispánica, reconoce esa impronta legendaria, fundada en la lectura voraz, y asimilación de contenidos culturales.
Manguel reduce todo lo vivido por mi generación a once años, eviscerándoles el tinte social (muchos se hicieron peronistas, otros comunistas o trotskistas) y la riqueza psicológica, presente en David Viñas, Manuel Puig, Dalmiro Sáenz, Enrique Medina, Osvaldo Bayer, Jorge Abelardo Ramos, y Osvaldo Soriano, entre otros. Para este escritor sólo existe el faro (incuestionable, sin duda) de Victoria Ocampo, Borges, y la gente de "Sur". Siendo fundamental  en varios aspectos, no fue único. Hubo trasvase y evolución, truncada por el genocidio, el dolor y mucho exilio.
Me reclamo de esa época. En ésta, tan infausta, no sólo faltan buenos escritores. También los buenos lectores escasean. La resultante de la ecuación arroja editores al tono. Por desgracia, en España casi no existen las especies renovadoras y avanzadas, que sepan rescatar lo mejor del pasado para fundirlo con buena letra al presente.
Luego, si en Argentina alguien como Manguel goza de buen crédito, me temo que tampoco. Quien amputa la Historia no puede ser un gran autor. Borges y otros lo consiguieron, pero hoy, creo, ya no es posible. Al menos, si se quiere trascender las fronteras del propio tiempo.
De momento publico y editamos con mi mujer en Amazon Kindle. Es un espacio acogedor y controlable. Los náufragos debemos conservar el espíritu robinsoniano. El valor de la entrega es lo que impulsa a vivir transmitiendo lo aprehendido y aquello que aún cabe aprehender, sorteando con la debida audacia la pesada dictadura del papel impreso, y a sus tan abstrusos cancerberos.

No hay comentarios: