Sin duda alguna el dudoso mérito de divulgarlas desde la caja tonta le cabe a los espacios de Telecinco, en las horas punta de la tarde y la noche.
Me he ocupado de OT sólo para destacar el veneno filtrado en sus emisiones. Menos interés demuestra Hombres y Mujeres y viceversa, el abominable reality que conduce Emma García (la ex de A tu lado); verdadero mercadeo sexista revestido de falsa originalidad.
Eso de que dos mujeres seleccionen varones y dos varones hagan lo mismo con una tropilla del sexo opuesto degrada la condición humana. En el contenido hay nutridas dosis de humillación por parte de los que escogen parejas para las dos citas de rigor, omitiendo al resto de candidatos o candidatas.
La media hora que se les otorga para consumar los contactos -visiblemente castos, soterradamente libidinosos- discurrre en ambientes diversos. En los mismos se intenta que predomine una cierta sofisticación y el buen gusto. De eso se ocupa el equipo de producción.
Sin embargo, nada de esto se nos ofrece. Bajo el ojo de la cámara y libretos previamente cocinados, predominan la falsedad y obvios afanes de notoriedad. El culto a la guapura carente de todo valor cultural o emotivo ordena y manda; así como los chascarrillos de los livianos opinantes contratados para deponer sus gracias (y desgracias) en el plató.
Observamos que tampoco se echa en falta el detalle de los inmigrantes o divorciados/as con aparentes ansias de tejer vínculos más o menos estables.
En estos platos previamente cocinados poco hay de cierto y mucho de aparente. De ahí que los rasgos de humanidad se remitan a fingidos plácemes, besos robados a la sinceridad y regalos comprados por los monos sabios del espacio en un todo a cien.
Los cuatro seleccionados para el remate tampoco se caracterizan por inquietud alguna que no radique en divertirse un rato y pasarla bien. Ninguno está en paro ni habla del pasado o el presente. Sólo se nos aclara que son de buena familia y que sus corazones están desiertos.
Probablemente también lo estén de cuello para arriba.
En posición algo más desventajosa se hallan los candidatos/as.
En esta pseudoferia de castas hindúes, los pasibles de elección o descarte son directamente ocasionales y fugaces; aunque amanezcan cortados en el mismo patrón que hace de la búsqueda de la notoriedad un culto.
El material plástico de la insustancial juventud emparenta a unos y otros con las flores de un día; aquellas que se marchitan una vez servidas en el ojal o el programa.
Esta torpe aglomeración de carne mediática, bien vestida y perfumada para la ocasión, resulta tan patética como la deriva de la competente Emma García; condenada a presentar la sucesión de shows fallidos que pulverizan una carrera.
El dudoso galardón de la torticera simetría que despliega Hombre y Mujeres y viceversa con OT, Escenas de matrimonio y la estúpida reconversión de la gastada Yo soy Bea (en franca caída libre) corresponde a Telecinco, estación que desde tiempo atrás lidera la audiencia en España.
El cavaliere Berlusconi está a unas horas de vuelo. Por fortuna no nos gobierna el neofascismo. Sin embargo, los contenidos de sus metástasis se captan en apenas un segundo activando el telemando en los espacios señalados. Se crean y emiten aquí mismo, entre nosotros, con la mayor impudicia.
Degradar la condición humana y escarnecer los sentimientos desde la televisión o la radio no es difícil. Lo preocupante es la frecuencia con que este tipo de bazofia asoma en las pantallas.
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