Sintonizo en Ana Rosa la entrevista que sus tertulianos realizan a Sandra; la Magdalena de OT, eje de un espectáculo cañero y sentido.
Confieso abiertamente que estimo a Sandra por todo lo que representa. Mis otros triunfitos de la presente edición -la última que me digno a visionar- son los de siempre: Reke, Iván,Tania S y Pablo.
La gran figura que excede éste y otros espectáculos es el magno bwana Chipper.
O sea, el alma negra que canta y se mueve con aquello que nos moviliza.
El nefasto Mejide dice que el afroamericano siempre hace lo mismo. ¡Pues bravo! Lo perpetró durante seis décadas Frank Sinatra y aún lo ensaya con encanto otoñal Tony Bennett. También ciertos vinilos resguardaron el prodigioso instrumento que nos dejó Billie Hollyday; a quien la estólida e irregular Virginia rastrea en vano.
Por contra, la peluquera y ex gogó se deja la piel en el escenario. Quizá junto a Pablo sea la que más avanzó en el aprendizaje académico. ¡Hembra espléndida que nos transmites toda la emoción de la que es capaz el proletariado. Nada ni nadie podrá mancillar tu pureza artística, que no es otra que la del esfuerzo venciendo el asma y otros peligrosos efectos!
A los tertulianos de Ana Rosa los persigue el chauvinismo y ciertos oropeles de una cultura superficial. Asisto una vez más a los moderados insultos que sólo en la forma (no en el fondo) el conde Lequio destina a otra chica meritoria. Antes lo hizo con la sobrina de Rocío Jurado (decía que le olían los bajos); ahora lo reitera con Sandra (endilgándole una supuesta falta de limpieza).
Perseguido por malos olores propios y mugrosidades que no lavan los antisépticos ni un buen detergente, el decadente aristócrata los proyecta sobre aquellos que le molestan; en especial y siendo un confeso sexista, contra las mujeres.
Creo que las detesta, pero sin duda el sentimiento es recíproco, por eso una tras otra lo abandonan.
Lequio cosechó fama como faldero sexual de algunas famosas. Fuera del menester -siempre fugaz aunque le haya permitido vivir, sin trabajar de verdad- no sirve para nada. Él prefiere a Virginia y lo justifico por su tenaz imitación de un culturoso Casanova. Viene a representar el de los españolitos que se apuntan al sexo de pago y por ello le envidian la pertinaz chulería.
Aparte de ser partner fugaz en camas de las que ha sido expulsado en un pis pas, poco le queda que lucir a este conde de opereta bufa.
El restro de los tertulianos de AR observados hoy, son modestos partiquinos de un show secundario, en el que sólo brilla con pálido fulgor la señora Quintana, abeja reina rodeada -faltaría más- de ejemplares francamente deslucidos.
Por los juicios observados, casi todos excepto un Lequio a quien deberíamos repatriar a la brevedad, consideran que Pablo debe ganar el concurso.
Sobre Chipper ni una palabra. Mandando en Italia y Telecinco el tronante Berlusconi, captamos en toda su significación el sitial de los inmigrantes en sus organigramas mediáticos.
Empero, Chipper no es un inmigrante cualquiera. Es que él gano más allá del concurso un seguro triunfo en el mundo del espectáculo. La entrega al show de este cantante y bailarín, está por encima de estos chauvinistas de opereta y sus patronos.
Ellos probaron serlo sin excepción en el trato que dieron este mediodía a Sandra.
Junto a una exquisitez propia de la calle del Robador, cuenta además la ponderación de todos ellos al infame Mejide, "hombre encantador fuera del plató", según estimó Bibí Andersen, emparejando inclinaciones que en otro espacio horario del corral manifiesta Barbara Rey, la gran Lady of the pavements de este país.
Los comentaristas de AR, lideresa de las mañanitas nacionales, integran el corral cortesano que habilita nuestra modestísima TV en la actualidad. Son criaturas sentimentales y equilibradas, las miembras y miembros de un terrario que los españoles supimos ganarnos para el fulgor de la cultura popular.
Por si no lo sabían, es propio de un mechero...
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