Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 6 de julio de 2008

ALIEN

Adopta varias formas en nuestro interior. Desde las entrañas nos contamina el alma. Una de las versiones de esa joya del si fi de terror que es Alien, padecido en carne y espíritu a lo largo y ancho de este país maravilloso, es el nacionalismo.

El centralista y los otros.

Si la justicia fuerza por ley al señor Montilla la extensión del castellano en los colegios, él se la salta alegremente con la venia de ZP y el jolgorio de cronistas como Josep Ramoneda, o los de ese epítome de la cultura bloguera pseudo izquierdista que representa tan cabalmente Público. Después se escandalizan de que los señores Ramírez y Losantos no hayan enterrado la teoría de la conspiración con relación a la masacre del 11M y sus secuelas políticas...
El resto es silencio.

Desde la orilla del nacionalismo español, la Cope, El Mundo y otros periódicos, o voceros de los obispos retrógrados y la derecha, montan una campaña con firmas varias, reclamando el biligüismo efectivo y según voluntad ciudadana en el territorio nacional, en procura de quebrar el espinazo de los nacionalismos periféricos.
En especial, el catalán y el vasco.

Por fortuna, declaro sentirme libre de semejante pugna tiburonera.

Estimo que las 665 horas de enseñanza castellana deben aplicarse a rajatabla en el mapa catalán, beneficiando una cultura especialmente rezagada en relación con la de los años ´80.
Se trata de ampliar nuestro horizonte, no de recortarlo hasta extremos asfixiantes, tal como acontece hoy.

Nadie con un gramo de honestidad intelectual podrá negar nuestra decadencia en esta esfera. Años de rodillo pujolista y su montaje político -funcionarial y con intereses materiales propios- convirtió la normalización lingüística en una herramienta política adormecedora y conformista de perverso acento.

Sus consecuencias se observan hoy en la enseñanza media, controlada por la burocracia de la Generalitat y Ensenyament con mano férrea y guante funcionarial. Merced a tan malas artes, los campeones de la catalanidad en muchos Institutos han copado los equipos directivos, segregando a los profesores de Lengua Castellana, y a otros con talento e ideas propias.
Las consecuencias de la escalada aparatchick facilitada por la nefasta Logse, vienen padeciéndola millones de alumnos desde hace más de una década.

El flamígero y capcioso factor diferencial, caballo de batalla del independentismo y el soberanismo, echó raíces en el aparato y la sociedad. Pujol lo afincó; los fanfárricos almogávares de ERC y los más serviles del PSC procedieron a extenderlo gravosamente durante el último cuatrienio sin oposición alguna.

Del mismo han vivido hasta hoy aquellos que sostienen el presente estado de cosas; acompañado por el colapso de nuestra red viaria, la catástrofe educacional, y una imprevisión energética que promovió cortes eléctricos de importancia, llevándonos al borde de la sequía.
El patente amor de estos patriotas por la patria acojona...

En mis dos tomos sobre Perón, ya expliqué cómo el nacionalismo y la vasta red de su aparato estatal -administrando una sibilina mezcla de razones justas e injustas- desmontaban la conceptualización y la riqueza cultural en la enseñanza; retrasando el progreso material y energético de la nación hasta extremos críticos

Fueron poco leídos en Catalunya; entre otras cosas por eso. A ningún fugitivo de la verdad le encanta que se la pasen por la nariz.

Aclaremos: aquí, las razones justas para afirmar un idioma existen. La más clara es el derecho territorial a difundir en toda su extensión y según la ley, la lengua vernácula, sin desmedro - claro está- del castellano; que es la vincular con el resto del Estado y además la lengua madre de muchísimos catalanes. Otras abordan la Historia y los intentos de un conglomerado centralista, por rebajar el sentimiento nacional catalán, en beneficio de la España excluyente, y por lo tanto -ya lo escribí hace casi un año en este Blog- imaginaria.

Pero justo es significar que no menos fantaseosa comporta la visión ombliguista que muchos políticos hacen valer de nuestro pequeño país; miembro, por si no lo saben, de una gran nación de naciones.

Dicha tara fomenta la discriminación laboral y comercial, restando vasos comunicantes al progreso territorial; a la vez que refuerza la mencionada casta de logreros e incapaces en todas las esferas de la administración. A ellos les basta con el carné partidario y la profesión de fe; en muchos casos lindante con un macartismo ligüístico cercano al de los Balcanes.

Por ello, creo que lo más atinado es extender la difusión de una lengua castellana que en muchas comarcas del interior los niños apenas chapurrean, tanto en la enseñanza primaria como en la media.

En esta última apenas se estudia a Calderón de la Barca, Federico García Lorca, Lope de Vega o Tirso de Molina. Menciono unos pocos, pero hay muchos más castellanos geniales e ilustres que España brindó a la cultura y la ciencia.

El rodillo catalanista de filo patriotero fue restando horas al estudio y exploración de riquísimas tradiciones castellanas milenarias. Entre ellas cuentan la solidez y el esplendor de una lengua moderna empleada hoy por 500 millones de seres humanos. Es, por si no lo sabéis, la segunda lengua en los EEUU, y año a año se acrecienta su escalada en los EEUU.
No por ello restaremos valor al catalán, de tradición y cultura menos vasta; aunque igualmente bello y atrapante vínculo con el vecindario.

Los políticos nacionalistas insisten en afirmar su control sobre parte de la población echando mano de un catalanismo oprimido por la España fascista.
En el pretérito, acuerdo absolutamente. Es más, la potente razón de ser en el antifascismo de mi catalanidad, es tal, situándose muy por encima de cualquier otra razón.

Empero, la España fascista de jerarcas y vencidos pertenece al pasado; aunque me temo que en el presente muchos de estos prohombres patrióticos de cuño reciente proyecten socialmente la nueva forma que adopta en fascismo para separar a los demócratas catalanes de los fundamentalistas.
En sustancia se trata de eso. Cuanto menos tolerantes seamos menos democrático será nuestro aliento y más lejano nuestro desarrollo.

Los excluyentes mensajes de la Cope y El Mundo contra políticos independentistas vascos, gallegos y catalanes son simétricos por ambas bandas. Desde CiU, y especialmente ERC, no se quedan cortos en los redobles de tambor.
Todos y cada uno conspiran contra la unión nacional agitando símbolos opuestos que coinciden sin embargo en el fondo del pozo.

Y el fondo no es otro que el de la España negra. La que en apariencia nadie quiere, y en realidad tantos persiguen esgrimiendo el apetito y la voracidad del condenado Alien.
El monstruo aquél que devastó la nave madre de vida humana...







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